De pronto y sin saber exactamente por qué, tu relación cae en un espiral decadente. Poco a poco, la rutina se apodera de las salidas, de las conversaciones entre ambos y hasta del sexo. Conforme pasan los días, te das cuenta de que las virtudes de tu pareja cada vez te parecen más comunes, mientras sus defectos salen a la luz y llegan al grado de molestarte. No lo quieres aceptar, pero la magia entre ambos se extingue dramáticamente y su amor está en terapia intensiva.
El problema es que él sigue tan atento y enamorado como el primer día. No sólo eso: ambos conocen a sus familias, sabes cuánto te ama y sus planes para compartir una vida juntos nunca fueron tan en serio. Sin embargo, el horizonte se torna negro y una sola idea ronda tu mente: es hora de terminar con él, pero la cobardía se apodera de ti y casi sin querer, tu mente maquina un plan de autosabotaje que ni siquiera eres capaz de aceptar.
En vez de hablar sinceramente y decir lo que sientes, inicias una campaña de autoengaño y cinismo, basada en distorsionar la realidad y hacer creer a tu pareja que son sus errores los que están acabando con su relación. Aunque en el fondo sabes que nada es cierto, te esfuerzas por alcanzar tu objetivo, hasta conseguir que él te termine a ti y no tú a él.
¿Alguna vez has intentado sabotear tu relación sólo porque no tienes el valor suficiente para terminar de frente una relación? Puede que lo estés haciendo ahora mismo y no tengas el valor para aceptarlo y comenzar a actuar distinto. Conoce las actitudes que reflejan un autosabotaje y comienza a actuar con responsabilidad ahora mismo:
Pelear por nada
No importa si tu pareja se comporta de la mejor forma o si sigue siendo el mismo que tiempo atrás te enamoró: a través del chantaje, encuentras la forma para hacerle creer que está siendo desconsiderado, desatento, grosero, intenso o de cualquier otra forma que le atribuyes a pesar de que en el fondo sabes que no es así. Aprovechas la más mínima oportunidad para reclamarle actitudes que no son ciertas y ante su enojo y desesperación, rematas con orgullo afirmando un injusto pero altamente efectivo “¿ves a lo que me refiero?”.
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Limitar el sexo
Un suplicio para ambos que materializas a través de tu cobardía. Se trata de reducir el contacto físico a besos esporádicos y abrazos desangelados, como si se tratara de un matrimonio infeliz. A pesar de que mueres de ganas y sabes que tu pareja también, evitas a toda costa tener sexo de nuevo para generar una problemática sobre la cual discutir y lograr salirte con la tuya.
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Poner pretextos para no verse
Es uno de los síntomas más evidentes de que algo marcha mal y al mismo tiempo, una sucia pero efectiva estrategia para llevar al traste una relación. Si alguna vez has utilizado esta técnica, te habrás dado cuenta de que establecer una distancia sin razón alguna y poniendo como pretexto las obligaciones escolares, laborales o el clásico “no tengo ganas”, son sinónimo de complicaciones que te permitirán acabar la relación más fácilmente.
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Cancelar planes de última hora
Una estrategia vil y deleznable que consiste en decir sí a los planes que tu pareja propone durante el transcurso de la semana y cuando llega el momento de ejecutarlos, fingir que existe algún impedimento por el cual no podrás asistir. En el fondo, se trata de acumular su enojo y frustración para que una vez que lo descargue, te coloques en el papel de víctima y sea más sencillo acabar con la relación.
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Provocar sus inseguridades
Mirar el teléfono y reírte como si estuvieras charlando con alguien que te pretende, hablar sobre bandas o películas nuevas sin influencia aparente, o insistir en platicar sobre ese nuevo compañero de escuela o trabajo que te resulta tan simpático: todas son formas de llevar al límite las inseguridades de tu pareja para hacerlo explotar y tomar tal acción como represalia para poner fin a lo que no pudiste hacer con sinceridad.
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Reavivar peleas o rencores superados
Un argumento muy bajo para traer problemas a una relación es reavivar las peleas que tuvieron en el pasado y que quedaron superadas por común acuerdo. Sin importar la naturaleza del problema, esta táctica puede funcionar especialmente si mantienes una relación insana de dominio sobre tu pareja. No obstante, sí él te conoce suficientemente bien, sabrá que sólo se trata de una sucia estrategia de tu parte para ensuciar su relación y confundirlo.
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Gaslighting
Se trata de confundir a esa persona con frases repetitivas y constantes, asegurando hechos que nunca ocurrieron e implantando una imagen ficticia de la realidad en tu pareja. Es común hacer creer a la víctima que ha cambiado, que no es la misma o que descuidó la relación para que termine aceptando la versión del victimario.
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Descubre los mejores consejos para superar el duelo de una relación en “Cómo dejar de estar enamorado de alguien que te rechaza según una experta”. ¿Alguna vez has sentido una conexión especial con alguien sin saber muy bien porqué y te vuelves torpe, los nervios te traicionan y no articulas palabras frente a esa persona? Podría tratarse de tensión sexual. Conoce cuáles son las “7 diferencias entre estar enamorados y sentir tensión sexual”.