“Princesa”, “preciosa”, “reina”, “cariño”, “corazón”, “bebé”, “nena”, “amor”, “cielo”…
Éstas son las nueve palabras más usadas para referirse al ser amado en la primera etapa del noviazgo. Resulta haber una conexión mucho más cercana y real cuando una pareja se apoda con alguno de estos sustantivos, ya que, según expertos, llamarse de esa manera favorece la comunicación.
Esto quiere decir que hay más confianza y satisfacción en todos los sentidos, puesto que una expresión de afecto sólo se puede dar cuando no hay ningún tipo de problema o cuando ambos están en un mismo camino. No obstante, si por algún motivo durante la primera etapa de la relación —llamada comúnmente honeymoon— no se dicen este tipo de sobrenombres o alguno similar, quizá el romance esté destinada al fracaso.
No quiere decir que si no le dices “bebé” a tu pareja, todo se termine enseguida. Simplemente es una forma de hablar tan común en las parejas contemporáneas que cuando alguna no lo hace por mera convicción, es señal de que algo no va del todo bien. Además de esa minúscula señal existen otros indicios que podrían indicar que el romance no vislumbra un futuro feliz.
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Sólo sienten atracción sexual
Otra de las características de la honeymoon es que la pasión se desborda por los poros. Si ustedes sólo sienten ganas de estar en la cama, tocándose y besándose, es algo normal. Pero si al finalizar las jornadas de sexo, cada uno retoma las actividades en las que estaba, duermen o no se hablan, deben tener cuidado, ya que por lo general, cuando hay amor dentro de las relaciones, posterior al coito, hay muestras de cariño como arrumacos, largas charlas y besos.
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Sientes que no eres tú mismo
Sentirse genuino, auténtico y libre con otra persona, es señal de empatía y confianza. Pocas veces se logra ser completamente abierto con al compañía de alguien, sin importar quien sea. Pero si de pronto, te notas incómodo, cansado y que no puedes decir algún chiste, una palabra o hacer cierto ademán, es momento de repensar la situación entre los dos.
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No te caen bien sus amigos
Si bien no es obligatorio amar a sus amigos, tampoco debes odiarlos. Te guste o no, son parte de su vida y conforman lo que es como persona. Tiene características similares a ellos y al revés. De igual manera, es justo que tu pareja no tenga inconveniente con las personas que consideras tus amigos. No sean una gran congregación, sólo respeten el cariño que hay en ambos grupos.
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De pronto le gusta exactamente lo mismo que a ti
Si de un momento a otro se vuelve fan de KISS, de Star Wars o de Picasso justo como tú, cuando hace un para de meses ni siquiera les conocía bien, debo decirte que hay problemas. Si se conocieron y se gustaron es porque, evidentemente, tienen cosas en común, pero con el tiempo se dieron cuenta de que las diferencias también los hacían compatibles. No hay necesidad de tener un gemelo emocional como pareja, sino un compañero que te complemente.
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Tú siempre te adjudicas la culpa
La tengas o no, siempre es tuya. A veces tú lo crees, otras te lo dice, pero al final, quien paga por los errores de ambos eres tú. Esto no es sano ni real. Una relación se lleva entre dos, por lo que las culpas, los aciertos y el resto de lo que ocurra se debe a la forma de ser de ambos, por lo tanto, “la culpa” es compartida.
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Sigue frecuentando a algún ex
Mal. Aunque sean amigos, por respeto a la pareja y el tipo de relación al que estamos acostumbrados como sociedad, hay que mantenerse alejado de ellos. El pasado debe quedarse atrás y no regresar de ninguna manera. Si crees que es algo que le afecta a tu relación es mejor que ninguno tenga comunicación con las exparejas.
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No se comunican constantemente
Cuando se despiden, nadie sabe si el otro llegó bien o no a casa, si comieron a sus horas o qué tanto se divirtieron. Sólo se hablan para quedar en la cita, decirse un par de palabras cariñosas y no más. No es para nada una buena señal, tampoco es positiva y mucho menos reconfortante. No se trata de saber cada uno de sus pasos como agente, simplemente es una cuestión de seguridad, confianza y comunicación.
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Se stalkean demasiado
Antes de salir tienes ciertas dudas e interés por lo que es normal hacer investigación previa. No está mal buscar las fotos viejas y leer los posts antiguos, pero cuando ya tienen una relación, no hay un motivo para que suceda. Si sólo buscas encontrar algo que delate que está haciendo mal las cosas, no lo hallarás.
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No toma en cuenta tu opinión
Si cada que están juntos y salen a comer, a pasear o a cualquier lado, no te deja elegir el sitio, tampoco te pregunta qué opinas de algún problema o no te cuestiona sobre qué harías en determinada situación, es porque en realidad no le importa lo que pienses o al menos no tanto como para consultarlo contigo. Si tampoco te importa lo que opine de tus desiciones, tal vez debas dejar que la relación se deshaga.
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Cuando se pelan, se insultan
Este es un caso de alerta. Si sus pleitos no son normales y tampoco se quedan en una discusión, deben poner fin por el bien de ambos. Un insulto nunca debe ser permitido, no importa si es, incluso, jugando. Cuando los pleitos mutan y se convierten en verdaderas batallas campales con violencia de cualquier tipo, es la señal más importante para darse cuenta de que el romance no va a perdurar.
No debe haber prórroga. Cuando una relación tiene las señales anteriores, no quedará más que dejar todo de lado o tratar de solucionar la situación. Muchas veces es difícil o imposible, por ello, al detectar alguno de los cambios, es mejor que decidan que pasará con sus vidas y cómo lo solucionarás; no obstante, si el panorama no es alentador, no hay porqué intentarlo. Aprendan a quererse primero a sí mismos y después, con la suficiente inteligencia emocional, podrán tener una pareja estable.
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Si quieres saber cuánto durará tu relación, sólo debes responder 7 preguntas y te darás cuenta que quizá no están completamente enamorados.