Creíste que él te amaba tanto como tú porque respondió igual la primera vez que le dijiste “Te amo”, pero el amor no es tan sencillo. De acuerdo con investigaciones dirigidas por el Instituto Tecnológico de Massachusetts se concluyó que las mujeres son las primeras que se enamoran perdidamente. Por otro lado, los especialistas de la revista “Journal of Personality and Social Psychology” determinaron que no importa quién ame primero, sino quién lo demuestre.
Llegar hasta este momento no fue sencillo, antes tuviste que golpear tu cabeza contra el muro del “te lo dije”, el cual tus amigas construyeron ladrillo a ladrillo. Y tenían razón, sabes que los detalles, las canciones, conversaciones e incluso esos “cinco minutitos más” esperándolo siempre fueron señales que te negaste a aceptar. Bajo la lógica de tu ceguera juntos eran una fantástica postal de la relación perfecta.
Ahora sólo te preguntas qué vas a hacer. La opción racional te conduce a la salida más obvia: mandar todo al carajo. La opción emocional insiste en que valores cada uno de los días a su lado y así encontrar motivos para continuar. Quizá no te ama tanto como tú, pero te ama a su manera. “Es un maldito cruce de trenes”, piensas… y en esa intersección estás justo en medio. La razón y el corazón discuten todo el tiempo y ninguno de los dos te ayuda a saber qué vas a hacer. Entonces comienzas a repasar las señales que te llevaron a ese punto de tu relación.
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Le dices que “sí” todo el tiempo, incluso cuando sabes que la respuesta adecuada es “no”-
Siempre estás disponible para él
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Pagas la cuenta aunque él haya dicho que te invitaba y te haces cargo de otros gastos que no te corresponden
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Lo complaces sin importar si eso te hace daño
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Evitas cualquier discusión con él sin importar que estés en desacuerdo o que tengas la razón
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Estás al pendiente de qué necesita todo el tiempo
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Le dices “te amo” y el jamás te responde de la misma manera
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Lo incluyes en todos tus planes a futuro aunque él no haga lo mismo
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No le cuentas nada sobre ti porque él suele acaparar todas las conversaciones
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No te corresponde cuando muestras afecto o ternura
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No recuerda las cosas que te molestan y sigue haciéndolas
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Te preocupas por su familia, incluso más que él mismo
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Aceptas sus hábitos aunque te desagradan, pero él no hace lo mismo contigo
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Te deja plantada constantemente
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Necesitas su aprobación para todo, pero él no pide tu opinión
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Tratas de solucionarle cualquier problema y él ni siquiera conoce los tuyos
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Quien tiene que dejar sus actividades para poder pasar tiempo juntos siempre eres tú
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Dejas de hacer muchas cosas para no molestarlo y él nunca lo reconoce
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Sólo tú haces planes para que se vean, parece que él nunca te extraña
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Cuando te arreglas especialmente para él jamás recibes un cumplido, a pesar de que tú lo halagues todo el tiempo
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Recuerdas todas las fechas importantes (su cumpleaños, su aniversario, etc.) y él siempre las olvida
Siempre te han dicho que es imposible, que no existen relaciones perfectas y que indudablemente uno de los dos sacrificará más. Sin embargo, aceptar ser el único que trabaja por conservar el vínculo amoroso es una decisión personal que conlleva cierto sufrimiento. Tomar en cuenta cada una de estas señales podría ayudarte a descubrir si realmente deseas continuar con alguien que no da lo mismo que recibe, alguien que siempre te hará sentir vacía.