Este artículo fue originalmente publicado por Olympia Villagrán el 9 de diciembre del 2016.
En temas de amor un patrón es como esa piedra, que por más que intentamos sacarnos del zapato, jamás encontramos y siempre nos molesta. Las relaciones de pareja se componen de emociones y decisiones, pero también de moldes que nos llevan a reincidir en situaciones de las que deseamos escapar. Muchas pensaríamos que la razón por la que elegimos parejas similares se debe a una preferencia física o alguna inclinación por cierta personalidad o carácter. Pero enfrascarnos en el mismo modelo de hombres es mucho más complejo y profundo que eso.
La ciencia ha encontrado una contundente relación entre la elección de nuestras parejas y el vínculo que durante nuestra infancia creamos con la figura paterna. Las primeras etapas de nuestra vida son cruciales, pues éstas definen el desarrollo de nuestras próximas relaciones. La comunicación y familiaridad que tuvimos con nuestro padre determina el abanico de posibilidades al que tendremos acceso al momento de elegir una pareja.
Esta correlación es muy sencilla; si en el pasado mantuvimos una relación positiva, sólida y afectiva con nuestro papá, ése será el tipo de nexo que intentaremos entablar con otro hombre. En cambio, si las experiencias vividas con nuestro padre fueron negativas, conflictivas o insanas, las posibilidades de repetir ese patrón son muchas. Por lo tanto buscaremos, inconscientemente, una pareja con la que lleguemos a vivir una historia similar.
En nuestra memoria se alojan las emociones que de niñas experimentamos en compañía de nuestro padre, mismas que de acuerdo con varios estudios científicos intentamos revivir cuando comenzamos a relacionarnos con otros hombres en el plano sentimental. Enfrascarnos en el mismo patrón de hombres no es una coincidencia, menos obra del destino.
Si te es complicado analizar tu pasado y tienes algunas dudas sobre las reincidencias en tus relaciones, el tipo de conflictos que repites, las similitudes entre las parejas que has tenido, etcétera, conoce algunas señales que indican que estás absorta en el mismo patrón de hombres.
10. Por alguna razón todas las parejas que has tenido te recuerdan a alguien de tu pasado.
9. En ocasiones tu novio adopta una postura paternal que sabes que no es correcta, pero que al mismo tiempo te hace sentir más apegada a él.
8. En algún momento de tu relación comienzas a sentir un miedo inexplicable que te hace pensar que tu relación terminará de la misma forma que la anterior.
7. Durante algún conflicto sabes perfectamente bien cómo reaccionará tu pareja, no importa si es la primera vez que enfrentan esa situación.
6. A pesar de que intentas cambiar las cosas negativas que experimentaste con tu último ex, en algún punto terminas pasando por los mismos problemas.
5. Tus familiares o amigos no dejan de mencionar lo parecidos que son todos los hombres con los que has salido.
4. Cuando tienes oportunidad de salir con alguien diferente buscas cualquier pretexto para evitarlo, hasta que terminas por sabotear esa relación.
3. Después de algunos meses de convivencia con tu novio, comienzas a entender las reacciones que tu mamá tenía cuando peleaba con tu papá.
2. Todos los hombres con los que te has relacionado tienen una concepción muy parecida de tu personalidad y carácter.
1. Crees indudablemente que todos los hombres son iguales, pues según tus experiencias a ellos les irrita la misma parte de ti y tú no soportas las mismas actitudes en todos ellos.
Identificar que repetimos el mismo patrón de hombres no es fácil, menos si éste se basa en experiencias negativas que vivimos en el núcleo familiar. No se trata de buscar culpables o responsables; el pasado nos define, es cierto, pero nosotras decidimos en qué momento romper esa reincidencia. Lo primero y más importante es sincerarte contigo misma para aceptar cómo fue tu relación con la figura paterna, quien te acompañó durante los primeros y más significativos años de tu vida. Un vez que hayas detectado las características de esas vivencias, intenta encontrar las similitudes entre esos momentos y los que ahora vives o has vivido con una pareja. Sólo de esa forma podrás ser consciente del patrón nocivo que estás repitiendo y que debes comenzar a confrontar.