En materia amorosa, la fidelidad está sobrevalorada. Cualquier cosa que responda al concepto que se levanta en el imaginario colectivo del significado de estas nueve letras adquiere una cualidad por encima del resto, que relega a segundo término incluso el amor mismo, del cuál es condición invariable.
Es fiel quien profesa una religión porque se basa en la lealtad y aceptación cotidiana de principios que no pueden ser comprobados, o la persona que confirma la consecuencia de su pensamiento con ciertos ideales incorruptibles. Pero también lo es quien por conveniencia, convencimiento o cobardía, mantiene una constante a través del tiempo. Una relación puede estar basada en la fidelidad y ser pusilánime, aburrida o decadente. Puede reunir todas las características menos deseables y al mismo tiempo, mantenerse fiel.
Entonces, ¿qué tan importante resulta la fidelidad? La fidelidad no está en firmar un papel que “legitima” el sentimiento de dos personas ante el Estado, mucho menos en unirse frente a un Dios que consienta el cariño mutuo. Tampoco se encuentra en mantener relaciones sexuales únicamente con esa persona especial, ni encontrar el sitio de descanso que dos comparten religiosamente cada noche, sino en algo apenas más profundo.
Se trata de mantener vivo todo cuanto une a ambas voluntades y sus particularidades varían de pareja en pareja, según su relación y los horizontes culturales, sociales y morales de cada uno. A pesar de la sobrevaloración del concepto, sin la fidelidad ningún romance podría realizarse y no habría posibilidad de ser entre dos amantes. Conoce las señales tempranas que pueden indicarte si la persona que amas y tienes por pareja, mantiene otra relación análoga a la suya.
1. El contacto físico desaparece
No sólo el plano sexual baja de intensidad y los encuentros son más lejanos que antes, también existe un grado de frialdad en los saludos que antes eran efusivos, las despedidas que se alargaban por horas o las muestras espontáneas de cariño. Sus manos no te sujetan con la misma seguridad y el contacto visual se torna esquivo, igual que la postura del cuerpo, que luce forzada frente a un beso, abrazo o algún acercamiento inesperado de tu parte.
2. Falta de complicidad
Una señal que cuesta interpretar porque puede confundirse con un sinfín de situaciones, pero es un claro indicativo de que algo no anda bien. Cuando los planes juntos, las risas entre ambos, la sensación de “estar conectados” y compartir secretos, charlas serias, alegrías o tristezas desaparece, entonces la complicidad está deteriorada y es momento de hablar. Se caracteriza por la típica incertidumbre de intuir que algo está mal sin saber exactamente qué.
3. La privacidad es exagerada
Por más honesta que sea una relación de pareja, respetar la privacidad y el espacio personal es fundamental para mantener un vínculo sano; sin embargo, un cambio súbito en el comportamiento de la persona que amas con respecto a las actividades que realiza de forma autónoma (desde platicar sobre lo que hizo el día anterior, mirar su teléfono celular con discreción o evitar mencionar cosas que antes solía) puede indicar que existe otra relación de por medio.
4. Las historias no son coherentes
Si conoces a tu pareja lo suficiente, sabrás que su comportamiento está guiado por ciertos patrones de conducta que tienden a repetirse. Conoces cuáles son las actividades que realiza con sus amigos, familia y demás situaciones cuando no están juntos. Si en alguna charla descubres un contrasentido, una indiscreción de sus conocidos o algún elemento en sus versiones que te causen extrañeza y no encuentras demasiada lógica en sus palabras, tal vez se trate de una mentira.
4. Existe un distanciamiento
El tiempo que comparten juntos experimenta una caída drástica sin ninguna razón aparente. Si tu pareja argumenta cansancio, obligaciones laborales u otros compromisos, tu primera reacción debe ir en el mismo sentido como un voto de confianza, pero es tu obligación buscar respuestas de su parte si crees que existe alguna otra razón oculta. Comúnmente la clave está en la calidad del tiempo: si se redujeron las salidas pero mantienen la misma intensidad y química, no tienes de qué preocuparte.
5. Cambia de hábitos sorpresivamente
Siempre es deseable que ambas partes en una relación se esfuercen por superar sus límites, explorar horizontes desconocidos y encontrar nuevas pasiones, pasatiempos y actividades. Si ya conoces a tu pareja lo suficiente, sabes cuáles son sus mayores intereses y cómo los materializa, pero sí de repente descubres un gusto completamente distinto que raya en la idolatría sin ninguna influencia de por medio, puede que se trate de un reflejo de otra relación.
6. Evade las charlas más serias
Hablar sobre el futuro, las decisiones importantes y los malos momentos deben afrontarse para mantener una relación plena y en forma. Si esa persona especial aparece apática, desinteresada o sin la intención de resolver cuestiones trascendentales juntos, puede que esté tratando de enviar un sutil, pero firme, mensaje de incertidumbre que debes atender cuanto antes hablando con sinceridad.
A veces, el problema de la infidelidad puede comenzar por ti misma y tus malas elecciones de pareja. Tómate el tiempo de conocer a cualquier prospecto antes de dar el siguiente paso y presta atención a las señales.
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