“Querido diario:
Había planeado por horas ese ‘encuentro casual’. Justo cuando la campana sonó, corrí de mi salón hacia el suyo. De pronto los dos hicimos contacto visual y en su cara de ángel se dibujó una sonrisa gigante con la que casi me desmayo, sin querer, no lo pude evitar y también en la mía se dibujó como reflejo.
Nos saludamos casual aunque por dentro mi corazón latía rápidamente. Me dio tanto miedo que tuve que tocar mi pecho para comprobar que no me iba a dar un paro cardiaco. Mi cara estaba roja, roja, como si hubiera pasado cinco horas bajo el rayo del sol y estuviera a punto de caer de insolación.
Sus amigos se acercaron más y más mientras yo sólo podía pensar ‘por favor, váyanse de aquí, déjenme a solas con él’. Eso no ocurrió pero entre los gritos, las bromas y el alboroto, los dos nos quedamos petrificados ante los ojos del otro. Como si el mundo se borrara, como si sólo estuviéramos nosotros. Me atreví a darle el chocolate que le había comprado desde el lunes y corrí lo más rápido que pude. Me quedé con mis amigas en una esquina del patio hasta que el receso terminara para no tener que encontrarlo por casualidad… ¿y ahora qué hago, querido diario?, ¿cómo me acerco nuevamente? Al menos, ya lo decidí, mañana no le hablaré en todo el día para no verme tan patética. Sólo entablaremos conversación si él se acerca.
Deséame suerte…”.
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El dilema de la adolescencia es saber si el otro siente lo mismo que nosotros. Leemos artículos, respondemos tests, pedimos consejos a nuestros amigos y al final, todos dan su opinión sin saber en realidad algo de la vida o de las actitudes del sexo opuesto.
Como una solución fiable, el psicólogo Farouk Radwan realizó un sitio web llamado 2knowmyself para dotar a las personas de conocimientos claves y sencillos de comprender. Sus artículos basados en psicología lenguaje corporal, análisis del comportamiento y psicología de la atracción, intenta leer cada señal para obtener un todo completo que haga comprender a los demás su vida y en este caso, el amor.
Saber si le gustas a alguien no es una tarea sencilla pero será mejor si comienzas a notar diversos patrones que te ayuden a aclarar las dudas. Una señal no es suficiente, así que trabaja en tu percepción y entendimiento de los demás con estos siete puntos claves.
Se pierde el espacio personal
Esa distancia entre el espacio privado de uno y otro, se reducirá en comparación con la que guardas con cualquier otra persona. Aquel que tiene interés especial en ti, se acercará mucho más que cualquiera. A nuestro alrededor existe un círculo imaginario al que no dejamos entrar a los demás: nuestra distancia privada. La gente no deja que nadie entre en este espacio a menos que nos guste.
El ángulo cero
Si orienta su cuerpo hacia ti a pesar de que hable con otras personas, es una gran señal de atracción. Pies y hombros deben estar orientados hacia ti.
El rostro
Si frota sus cejas con sus dedos constantemente, algo le agrada
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No necesita nada en particular
No tiene ninguna necesidad de hablar contigo y aún así te marca por razones triviales. Si esa persona es lo suficientemente lista, encontrará motivos suficientes para hablar contigo y que no luzca forzado. Puede que te llame por que lo necesita, pero seguramente notarás que la frecuencia aumenta.
Las sonrisas aumentan
Mientras hablan, las sonrisas aparecen en su rostro sin que algo sea necesariamente gracioso. Aunque intente ocultarlo, la sonrisa no se desvanecerá tan fácil de su rostro. Muchos aseguran que, aunque puede no ser una señal completamente de que existe atracción, sí lo es de verdadero interés.
Estados de ánimo cambiantes
Si un día es lindo y al otro completamente distante, podría ser una gran señal de que le gustes de verdad. La lógica detrás de este comportamiento es la siguiente: esa persona te trata extremadamente bien porque le gustas, pero cuando se da cuenta que está esforzándose demasiado y no recibe una respuesta clara, retrocede. Entre el orgullo y una “estrategia” poco clara, es probable que al día siguiente te ignore por completo.
Su línea de visión
A esa persona que le gustas, le resulta complicado dejar de mirarte, así que de vez en cuando podrás observar que su vista se desvía hacia donde estás tú sólo para percatarse de que sigues ahí.