Sexting: por qué los niños de primaria están compartiendo sus fotos íntimas cada vez más

La realidad es que pedir o enviar un “pack” se ha vuelto una actividad muy común, en Facebook vemos memes al respecto, así como comentarios en la plataforma, y puede que creamos que ésta es una práctica propia de adultos o adolescentes, sin embargo el Consejo Ciudadano emitió ciertas recomendaciones ante el aumento de casos de compartir fotografías o videos de desnudos entre niños de primaria. Esto es una simple consecuencia de que los niños y adolescentes cada vez están más expuestos a imaginería sexual en películas, series y hasta comerciales; de alguna forma los hemos hipersexualizado al grado que han comenzado a compartir su propio contenido de índole erótica a menor edad.

Radio Fórmula reporta con respecto al estudio que realizó el Consejo en su programa “Juntos Contra el Bullying” que:

«En el último ciclo escolar, el Consejo Ciudadano atendió 46 escuelas de preescolar a nivel medio superior, de las cuales 21 fueron de nivel primaria y en la mitad, los alumnos de los dos últimos grados reconocieron que ya habían llevado a cabo esa práctica, pues manifestaron preocupación, inquietud y curiosidad, mientras que en el ciclo escolar 2016, ni siquiera se presentó como duda de carácter sexual».

Y es que los riesgos de compartir este tipo de contenido puede ser muy alto, en especial cuando se trata de las imágenes de menores de edad y en especifico niños. Mismos riesgos que también se incluyen entre las recomendaciones, por ejemplo, que este tipo de contenido está considerado como pornografía infantil. En México y diversos países del mundo, basta con tenerla en tu celular —aunque no la hayas buscado, pedido o fotografiado— para que te procesen por el delito de trata de personas, en su modalidad de pornografía de menores de 18 años. Del mismo modo, es posible que los autores de las fotografías sean acosados o entren a una red de pornografía infantil sin saberlo o pretenderlo. 

Otro de los riesgos de esta práctica es que una vez que el contenido ha sido enviado, el usuario pierde total control sobre su uso y difusión, a tal grado que existen distintos sitios o grupos cuya finalidad es compartir estos packs sin importar si tienen autorización de quienes aparecen en ellos. Así como el famoso “quemón” entre compañeros y conocidos, puesto que este suele ser el primer círculo que podría enterarse o entre el que se comparte este contenido. 

Podrá sonar a sermón, pero la realidad es que aunque estemos en la plena era tecnológica y muchos de los niños se encuentren totalmente conectados y familiarizados con las nuevas tecnologías, eso no impide ni excusa que su uso no sea supervisado. No se trata de invadir por completo la privacidad de los menores; sin embargo, debe procurarse una orientación precisa para conocer los riesgos que conlleva no sólo enviar packs, sino el intercambio entre desconocidos —y conocidos— en la red.

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