Alguna vez escuché a una antigua compañera, estudiante de antropología, afirmar que “entre más conocimientos adquiere una persona con respecto a su atrofiada realidad y la comprende, progresivamente se vuelve más pesimista en cuanto al desenvolvimiento de sus capacidades en el ámbito social o laboral”; es algo así como pensar que entre más literatura consumes más te podrás percatar de lo complicado que es volverse un gran escritor que trascienda en la escena de la literatura, llevándote momentáneamente a un estado de frustración.
Por otro lado, hay quienes van por la vida exhibiendo su exceso de confianza (muchas veces asociado con vanidad) y sobreestimando sus habilidades, este tipo de personas constantemente afirman que pese a su falta de conocimiento se encuentran muy por encima del promedio, desprestigiando la superioridad intelectual (a veces muy evidente) en otras personas, este razonamiento un tanto desorientado tiene una explicación científica y es llamado: Síndrome de Dunning- Kruger.
El síndrome de Dunning- Kruger es un fenómeno que se presenta en personas con escaso nivel intelectual y cultural, quienes tienden a pensar que su nivel de inteligencia indiscutiblemente está por encima de los demás, acrecentando el alarde y la confianza en sus propios argumentos, aunque estén errados o muy alejados de la sensatez cuando se trata de debatir un punto.
David Dunning y Justin Krugger, científicos de la Universidad de Cornell, realizaron un estudio en 1999 acerca de esta patología respondiendo a la pregunta: ¿Cómo es que la ignorancia genera más confianza en las personas?, partiendo de la premisa propuesta por Charles Darwin: “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”; el estudio fue publicado en “The Journal of Personality and Social Psychology”.
El experimento consistió en medir las habilidades intelectuales y sociales de un grupo de estudiantes de la Universidad de Cornell a través de una especie de prueba; además de ello, los estudiantes realizaron una autoevaluación a petición de los investigadores.
Los resultados fueron abrumadores, aquellos que estimaban estar por debajo de la media fueron los que alcanzaron un mayor puntaje en dicha prueba, mientras que los estudiantes mediocres (con puntaje más bajo) se jactaron de ser “súper dotados”.
Los resultados permitieron a Dunning y Kruger basar su trabajo en dos afirmaciones que resumen todo el proceso; la primera: “Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades”; la segunda: “Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las habilidades superiores de los demás”.
Probablemente en el trabajo o en la escuela te hayas percatado del exceso de confianza que algunos sujetos poseen, generalmente sin miedo a decir alguna tontería. Se podría decir que aquellos que presentaban este tipo de características eran los más desinteresados en la adquisición de conocimientos, los más populares o los más cool; por otro lado, las personalidades más introvertidas y menos conflictivas eran quienes sacaban la casta por el desarrollo intelectual, lamentablemente también eran quienes menos confianza tenían sobre sí mismos.
Este estudio prueba, además, que en la divergencia de conocimientos y habilidades todos podemos ser víctimas del síndrome de Dunning-Krugger y muchas veces no podemos percatarnos de ello.
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