El Síndrome de Marilyn Monroe lo sufren las mujeres consideradas hermosas, graciosas y perfectas. El mundo las adora y celebra, pero por dentro están solas y vacías. La sonrisa que le regalan a sus amigos es sólo la fachada que oculta el sufrimiento de no ser comprendidas. Siempre mantienen una expresión alegre y tienen la necesidad de sentir que complacen a todos a su alrededor. Se comportan como mujeres felices, atrevidas, hilarantes y sensuales; tal como lo hacía la famosa protagonista de “Los caballeros las prefieren rubias” y que –al igual que ella– corren el riesgo de morir deprimidas, lejos de la maravillosa vida que pudieron tener.
Dicho síndrome se refiere a la vida trágica que vivió la actriz Marilyn Monroe debido al machismo de la época y la presión de querer brillar en el mundo del espectáculo. La chica era el estereotipo anhelado por todas y el sueño de cualquier hombre: rubia, hermosa, sensual, lindamente torpe y lista para seducir a cualquier hombre. A pesar de que algunos la señalaban como un ícono feminista, Monroe se convirtió en el cliché y el ejemplo a seguir para cualquier mujer atractiva con la habilidad de hipnotizar al mundo entero. Todos la admiraban, los hombres la soñaban y las mujeres la envidiaban porque querían convertirse en ella. Sin embargo, nadie sabía realmente lo que pasaba por su mente; pocos conocían su parte más oscura. Sólo los mas cercanos intuían la depresión y el dolor que aquejaban a la actriz, pues mantener su disfraz todos los días la estaba matando.
No se necesita lucir como ella para sufrir del Síndrome de Marilyn Monroe. Lo sufren millones de mujeres que crecieron bajo ideologías machistas; se les enseñó que por ser “damas” o “jovencitas” tenían que actuar diferente: ser lindas, discretas, saber conversar, no ser vulgares, arreglarse siempre y dominar el arte de la seducción para conseguir el mejor prospecto. Son víctimas de las expectativas ilógicas e ideas retrógradas que sitúan a la mujer como un objeto de entretenimiento y placer para el hombre. Ese hecho les hace creer que entre más fantásticas sean, más amor recibirán y más dichosas se sentirán; cuando en realidad la soledad es la única que la abraza, ya que no encuentran a alguien que vea más allá de su apariencia física.
Monroe murió de una sobredosis de barbitúricos que le fueron recetados para lidiar con su depresión. Su vida terminó de forma abrupta en un posible suicidio; nadie podía creerlo y pocos se dieron cuenta de que su dolor la había llevado al límite. La inocente chica de Los Ángeles –quien tuvo una infancia y juventud afortunada– se transformó en un maniquí brillante y perfecto para el mundo, mismo que terminó sufriendo de una gran depresión al descubrir que sólo se trataba de un bello pedazo de carne con fecha de caducidad para la industria.
El síndrome no es exclusivo de las mujeres, también existen hombres que sufren de la presión social de convertirse y comportarse como todos esperan. El sexismo ha orillado a muchos a intentar encajar en múltiples grupos sociales a través de un disfraz, todo para evitar el rechazo de los demás al expresar su verdadera identidad. Este fenómeno es parte de una actitud constante en la clase alta y en el género femenino; quienes siguen estereotipos plásticos que ocultan su verdadera esencia. Deben reprimirse para no manchar la fachada que todos “admiran”.
El Síndrome de Marilyn Monroe afecta a miles de personas que creen que deben complacer a otros, principalmente a través de su físico, para ser felices. Es la tragedia silenciosa que agobia a hombres y mujeres, especialmente de nichos socioeconómicos altos y con rasgos físicos atractivos. De ellos se espera perfección y que cumplan las expectativas que la sociedad demanda. Poco importa lo que sucede en sus mentes y lo que en realidad sienten o desean; pero la desesperación de no poder ser escuchados, de no ser capaces de expresar su verdadero sentir los agobia todos los días. Así –igual que Marilyn– los que sufren esta problemática se pudren por dentro hasta que la soledad y el vacío los consumen.
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Daily Mail
Psychology Today
Huffington Post