Respira hondo y relájate, no eres el único en sentirte mal por volver a tus actividades después de la catástrofe. No tienes la culpa de estar vivo ni de tener la oportunidad de volver a la rutina. No tienes por qué sentir remordimiento de haber podido llegar a tu casa sin verla derrumbada. Tampoco debes estar decepcionado de ti por tener un propósito, siéntete feliz y tranquilo de poder retomar tu vida luego de haber pasado por el desafortunado terremoto que sacudió al país el 19 de septiembre de 2017. Obviamente no fue tu culpa y tampoco estás haciendo algo que no deberías; al contrario, volver a la normalidad es una forma de esforzarte por mantenerte íntegro, por ser responsable e intentar enfocarte por más difícil que parezca.
Ese extraño sentir se denomina Síndrome del sobreviviente y se da luego de haber sufrido un percance intenso.
El origen del término data de la Segunda Guerra Mundial; de hecho, se le conocía como el Síndrome de los Campos de Concentración debido a que los primeros registros médicos que se tienen acerca del padecimiento se dieron luego de que terminara la guerra. Los psiquiatras Finn Askevold y Leo Eitinger atendieron a cientos de judíos trastornados sobrevivientes de la guerra. Durante la supervisión médica se percataron de que ninguno era capaz de retomar su vida, ellos sufrían de pesadillas recurrentes, su apetito disminuía con alarmante rapidez y su psicosis los mantenía en estados de ansiedad muy altos.
A pesar de que en esos momentos ambos psiquiatras no pudieron hacer mucho, 30 años después los especialistas Robert Lifton y Eric Olson trataron a los sobrevivientes del desastre Buffalo Creek –donde las inundaciones provocaron la ruptura de una presa que mató a cerca de 125 personas, más de mil resultaron heridas y otro tanto quedaron sin hogar– dejando secuelas psicológicas y emocionales terribles.
Este par de doctores notó que las personas que habían logrado sobrevivir presentaban daños mentales y físicos. Entre las secuelas psicológicas estaba la culpa de regresar al trabajo y a sus vidas normales; en especial, luego de ver las afectaciones que otros padecían. Ellos comenzaban a sentir una especie de tormento emocional que los orillaba a creer que debían padecer las mismas condiciones que los demás.
Este trastorno es provocado por el estrés postraumático que sufren los que sobreviven a experiencias trágicas.
El sismo del martes 19 de septiembre ha dejado muchas personas estresadas, asustadas y angustiadas, por lo que retomar las actividades puede ser complicado. Sin embargo, a pesar de los dolores y el cansancio emocional, muchos han tratado de regresar a sus vidas diarias buscando un refugio en la rutina. No obstante, aún hay quien se resiste a regresar al trabajo porque cualquier movimiento le provoca temor. Otros no quieren ni pueden acercarse a las calles por la angustia que les provoca sentirse expuestos a los peligros que éstas significan, no pueden conciliar el sueño y cualquier sonido lo confunden con una posible alarma sísmica.
Además del miedo, a muchos les cuesta regresar a la normalidad debido a la culpa que los agobia por no haber perdido su casa ni a su familia después de la catástrofe. El haber sobrevivido al desastre no se trata de un privilegio, simplemente es una realidad con la que debes aprender a lidiar para volcar tus emociones en algo benéfico.
Cuando te sientes tranquilo, sin culpa ni miedo, te será posible ayudar a los demás.
Dale un sentido a tu vida, disfruta de que estás aquí y lleva un poco de amor y tranquilidad a otras personas. No escondas tu miedo, pero siempre esfuérzate por sacarlo de tu sistema; no importa si se lo cuentas a alguien o lo escribes en una hoja, no dejes pasar ninguna oportunidad para liberar la tensión.
Después de momentos tan complicados te enfrentaste a grandes desafíos y lograste mantenerte en pie. No importa si esto te llevó horas o minutos, debes entender que eres una especie de héroe por haber sobrevivido emocional, física y psicológicamente a tal evento. En ser un sobreviviente no existe culpa alguna.
Por lo tanto, el síndrome del sobreviviente es –dentro de lo que cabe– parte de las secuelas habituales después de una catástrofe de gran magnitud. Quizá cueste deshacerse de él, pero no es eterno; debes comprender que cada persona se recupera a su propio ritmo, así que puede que te sientas más culpable que otros al volver al trabajo o a la escuela. No cometiste ninguna falta, la sensación de remordimiento que sufres es simplemente parte de un duelo, mismo que podrás superar tan rápido como tu actitud lo permita. Sentirte vulnerable es comprensible, pero no hay ningún motivo para castigarte en estos momentos.
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El estrés postraumático es parte de este síndrome, soluciónalo en cinco sencillos pasos y recuerda que los temblores no se pueden predecir. Así que si tienes dudas de cuándo será el próximo gran terremoto, debes saber que no existe una respuesta.