Cuando una persona logra cambiar su estilo de vida y desintoxicarse, se convierte en un antes y después importante. Todo cambia: su salud, forma de relacionarse y sobre todo apariencia.
En Nueva Jersey una mujer de tan solo 28 años ha decidido dejar atrás sus 10 años de fiesta, locura y adicciones para darle paso a una vida saludable y desintoxicada. Su apariencia cambió sorprendentemente luego de tres años sin probar ningún tipo de sustancia que afectara su salud.
Se llama Madison McManus, compartió en un grupo de Facebook llamado ‘The Addict’s Diary’ imágenes de su impactante transformación junto a la historia de cómo entró a ese tóxico mundo cuando solo tenía 15 años, dejó de estudiar porque no podía dejar de consumir.
Estuvo involucrada en muchísimos problemas con las autoridades. Vivió arrestos, durmió en la calle, tuvo una hija a los 18 de la que perdió la custodia y un gran número de sobredosis, más de 19. Estaba en un momento muy complicado, obscuro, tocando fondo. ¿Qué seguía para Madison? ya era reconocida por los policías y sabían que aunque saliera, volverían a verla por un problema diferente.
Supo que había caído a lo más profundo y decidió cambiar su estilo de vida.
“Estaba en mi primera rehabilitación, con 15 años, arrastrando a mi familia y haciéndoles daño a ellos y a otras personas. Este problema me apartó de todos y de todo, dio comienzo una carrera de seis años sin hogar en una ciudad dura y oscura. Sentía tanta vergüenza y me arrepentí tanto por perder a mi hija, por perder a mi familia y por perderme a mí misma”, confiesa McManus.
Un día en la cárcel tomó la decisión de iniciar su desintoxicación por medio de rehabilitación.
“Toqué fondo el 18 de julio de 2018, la última vez que consumí”, recuerda.
Al salir de la cárcel ingresó a Alcohólicos Anónimos y le ayudó muchísimo para encaminarla a la recuperación. Ella confiesa que en todo este proceso mejoró y creció espiritualmente.
No fue fácil, claro está, pero ella tenía un fuerte objetivo que la hizo no voltear atrás: recuperar su salud y familia. Sus padres, hermana y amigos vieron cuánto le costaba y cómo estaba luchando; ahora le han mostrado su apoyo total para ayudarla. Están felices de ver a Madison contenta, poniéndole todo el esfuerzo en mente y cuerpo para desintoxicarse.
“Hoy tengo una paz interior y tranquilidad que no se puede describir con palabras”, dice McManus.
Hoy está feliz y sana, segura de que encontró la mejor manera de vivir y quiere compartir su historia para poder ayudar a miles de personas que están pasando por algo similar.
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