Imagínate una carrera donde sales después que el resto de participantes. Además de la desventaja inicial, tu carril está lleno de obstáculos, hay un muro que se interpone entre la meta y tú y si consigues llegar, tu premio será menos valioso que el que recibirán las demás personas. ¿Te parece justo? Seguro no y sin embargo, así es el mundo laboral para las mujeres en México.
Desde que iniciamos nuestra vida profesional, partimos de una desigualdad histórica en términos de derechos y oportunidades. Antes del Siglo XIX, era impensable que ejerciéramos nuestra libertad para andar en bicicleta, elegir a nuestra pareja o tener propiedades a nuestro nombre. Tan sólo en México, apenas hace 64 años que ejercemos nuestro derecho al voto. Antes de 1994, ser forzada por tu esposo a tener relaciones sexuales no era considerado un delito, sino un “ejercicio indebido de un derecho”. Durante siglos, hemos sido discriminadas, violentadas o anuladas en diversos espacios públicos y privados y el mundo laboral no es la excepción.
La discriminación, el “techo de cristal” y la brecha salarial son sólo algunos de los obstáculos que las mujeres tenemos que sortear cada día en el trabajo.
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El mercado laboral necesita más de nuestra presencia
En México, sólo el 43 % de las mujeres participa en el mercado laboral, en comparación con el 78 % de los hombres.
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Techo de cristal
El “techo de cristal” es una metáfora acuñada en investigaciones de género para referirse a las barreras invisibles que encuentran las mujeres para contar con las mismas oportunidades de crecimiento profesional que los hombres. Se relaciona con el número de hombres y mujeres que hay en cada empresa, el salario que perciben según el sexo y las diferencias en el crecimiento profesional dependiendo de si eres hombre o mujer.
Pese a ser “invisible”, el techo de cristal es evidente en cifras. A nivel mundial, los consejos ejecutivos de compañías que cotizan en bolsa son compuestos por sólo 5.2 % de mujeres y 94.8 % por hombres.
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La política sigue siendo asunto de hombres
Aunque cada vez es más común ver mujeres como funcionarias de gobierno, los números indican que aún nos queda un largo camino hacia la igualdad.
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Brecha salarial
De acuerdo a un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se necesitarán más de 70 años para colmar totalmente la desigualdad salarial entre hombres y mujeres en el mundo. En México, la brecha salarial de las mujeres con respecto de los hombres en trabajos iguales está entre el 15 y 20 % en promedio, pero este porcentaje llega a subir hasta 40 % cuando se trata de puestos de alta dirección.
Rumores, prejuicios y estereotipos
El machismo está tan impregnado en nuestra cultura, que cuando una mujer avanza en el mundo laboral, la reacción más común es cuestionar su capacidad y mérito. Detrás del ascenso de una mujer, siempre hay una especulación que pone en duda su integridad.
Además, las mujeres tienen que enfrentarse con la barrera de los prejuicios y estereotipos. Por lo general, a un hombre con voz de mando, firmeza y determinación se le considera un gran líder; pero si una mujer tiene las mismas cualidades, se dice de ella que es mandona y amargada, lo que ensombrece la manera en que es percibida y dificulta el trato con sus compañeros y compañeras.
¿Eres una mujer que trabaja? ¿Ejerces una posición de liderazgo? ¿Percibes el mismo sueldo que tus compañeros? ¿Nunca has sido acosada? ¿Has crecido profesionalmente sin ser criticada? Si respondiste que sí a todas las preguntas anteriores ¡Felicidades! Eres un caso excepcional; sin embargo, aún nos queda mucho por hacer para que todas las mujeres tengamos las mismas oportunidades.
Para sumarse con acciones para lograr la igualdad de oportunidades, Bonafont creó una botella de edición especial que se suma a la campaña HeForShe de ONU Mujeres. Los fondos recaudados gracias a esta histórica alianza serán invertidos en proyectos de mujeres emprendedoras.
Si nosotras no trabajamos por creer un mundo más equitativo, ¿quién lo hará?
Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo?