Como Sísifo condenado a subir eternamente su piedra, así estamos los hombres, condenados a la libertad de construirnos a nosotros mismos a cada instante.
—Jean Paul Sartre
Después de una noche de borrachera, con el alcohol en las venas y la música rondando mi alma, tenía la imperiosa necesidad de besar un cuerpo caliente, desnudarme a su lado y cometer todos los pecados posibles. No había que hacer una búsqueda exhaustiva para lograrlo. Ya en el cuarto de hotel, los primeros momentos eran sublimes, los siguientes algo rutinarios y después de que los dos llegábamos al éxtasis, dormíamos algunas horas uno al lado del otro para simular una relación amorosa, incluso fraternal, que se desvanecería a la mañana siguiente.
El siguiente día era de total arrepentimiento. Por mi mente circulaban todos los momentos previos y posteriores a lo que ocurrió y por más que lo intentaba, no recordaba lo placentero o divertido que fue. Me sentía vacía, más sola que nunca y con una tristeza infernal que no se curaría más que con el paso de los días.
Creí que era algo que me ocurría sólo a mí… temía haber dejado de disfrutar el sexo y alucinaba con tener un problema que sólo se solucionaría yendo al psiquiatra o a cualquier médico que me dijera qué era lo que realmente me ocurría. Decidí dejar de tener sexo casual, porque, en mi mente, esto era lo que me hacía sentir absolutamente mal… Después entendí que no era el sexo, sino todas las ideas que tenía de él.
Quizá es la libertad de la que hablaba Sartre la que nos hace sentir el vacío existencial y todo lo que éste conlleva. Con la malograda idea de una relación formal que nos haga sentir plenos, muchos de nosotros continuamos el patrón hasta dejar de disfrutar nuestra soledad, sus múltiples vertientes y la idea de conquistar a alguien cada viernes.
Sin embargo, en nuestra mente también quedan rezagadas esas ideas de película en las que el sexo casual es divertido, sensual y aventurero. Un estudio en psicología realizado por la Universidad de Durham y la profesora Anne Campbell, demostró que a la mayoría de las mujeres no les gusta el sexo casual. Aseguraron que después de hacerlo se sentían usadas y engañadas. Incluso es posible que las mujeres sientan que el autorrespeto se desplome por el acto, pues, consideran, los hombres no buscan una relación con alguien con quien pudieron dormir fácilmente.
¿Qué sucede?, ¿cómo evito el vacío existencial?
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El primer punto para evitar el vacío existencial que provoca tener sexo casual con alguien más es considerar tu autoestima o problemas con ella. Si eres una mujer segura de ti misma, te será mucho más sencillo enfrentar la mañana siguiente sin sentirte sola o derrotada. Verás las cosas positivas y si decidiste hacer algo, sabrás que no sólo lo provocó el alcohol sino la verdadera emoción de tener un one night stand.
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La razón por la que la soledad abunda en esos momentos es que solemos confundir el sexo con la idea de conexión. Entonces consideramos que la relación casual nos liberará de una ruptura y el dolor que ésta involucra, pero si te sientes insegura y desecha no importa que tengas sexo casual con alguien, el dolor y vacío continuará con más intensidad cuando la otra persona se haya ido.
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No te sientas culpable y no te arrepientas de lo que hiciste. Probablemente, la única forma en la que consigas esto es si tomas la decisión de acostarte con alguien esa noche antes de siquiera intentarlo. Que no sea el alcohol lo que te haga decidirlo sino tus ganas. Entonces, después de conocer tu prospecto amoroso, plantéale lo que deseas y si acepta, no te apresures, disfruta la noche e intenta que todo sea como lo imaginaste. No lo intentes con alguien que no te gusta, no hagas nada que no deseas y siempre protégete.
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Evita ilusionarte: no esperes que pida tu número o sea romántico contigo. Si lo que buscas es satisfacer un placer carnal, mantenlo así. La intensidad sólo te hace daño a ti, así que relaja tu humor y disfruta el momento. No agregues a redes sociales a la otra persona ni te sientas mal si él no lo hace.
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Sé tú misma antes, durante y después del sexo. El estudio realizado por la Universidad de Durham asegura que uno de los mayores conflictos de las mujeres al tener sexo casual es sentirse mal con ellas por traicionarse y tener que fingir. Así que, considera que es posible que nunca más veas a la otra persona y que sólo por esa ocasión, tienes la oportunidad de entregarte. No restrinjas tus gemidos ni limites tu orgasmo. No evites una risa escandalosa ni ocultes tus imperfecciones. Si quieres irte justo después de terminar, hazlo aunque tu pareja te pida que te quedes. Sé egoísta, disfruta tu momento.
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Al día siguiente, disfrútate y consiéntete al máximo. Si quieres un día de amigas, hagan una pijamada; puedes ver una chickflick o pasear por la ciudad con algún otro amigo. Depende mucho de tu forma de ser, pero lo mejor es aprender que la soledad también se disfruta cuando sabes quererte y conoces las cosas que te son placenteras.
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Es cierto que el sexo casual no es para todos, pero esto no quiere decir que nunca lo será. El secreto es elevar tu autoestima para intentarlo nuevamente y si, después de varias ocasiones continúas considerándolo una mala idea, probablemente no sea para ti y necesites tener una relación más seria y estable. Conócete, analiza lo que deseas y disfruta tu vida.