Terminé una relación tóxica de dos años y supe que estaba embarazada: decidí abortar

Terminé una relación tóxica de dos años y supe que estaba embarazada: decidí abortar

Terminé una relación tóxica de dos años y supe que estaba embarazada: decidí abortar

Este artículo fue originalmente publicado por Paola de la Torre el 26 de septiembre del 2018.

En el 2017, en la Ciudad de México, 135 mil 99 pacientes asistieron a clínicas oficiales para realizarse un aborto. La cifra es escalofriante al compararla con otros estados de la república donde van de 16, hasta 49 mil 506 pacientes.

La mayoría de los ILE (interrupción legal del embarazo) son realizados en mujeres menores de edad, los testimonios son tantos y tan variados que sería imposible sistematizar lo que pasa por la mente de cada una de estas mujeres y los contextos en los que toman la difícil decisión, es por ello que es de suma importancia conocer estas experiencias y hablar de ellas sin tabúes ni prejuicios, pues sólo a través de la conversación, el debate y compartir historias podremos aproximarnos a la comprensión del aborto.

Este es un testimonio de una joven que decidió abortar luego de terminar una relación tóxica.

En marzo, después de haber terminado una relación tóxica de dos años, me enteré que estaba embarazada. Sabía que algo no estaba bien desde hace un tiempo, todo estaba extraño, desde mi cuerpo hasta mi estado de ánimo. Nunca imaginé que la razón era que estaba embarazada, ni siquiera lo había pensado, hasta que me hice una prueba. El resultado fue positivo.

Todavía recuerdo lo que sentí en ese momento: mi corazón se agitó y cayó al vacío en un instante. Le enseñé la prueba a mis amigas y quedé muda, ¿qué podía hacer? Estaba paralizada. Lo único que pude hacer fue llorar y encontrar un poco de paz en los brazos de mi mamá quien me abrazó y me hizo saber que todo estaría bien.

Dentro de mi cabeza había un mundo de cosas: el bebé era producto de una relación destructiva que había terminado recientemente después de dos años, estaba empezando mi carrera, no tenía trabajo, sólo me tenía a mí.

Cuando pude hacer algo conmigo, corrí hacia mi mamá, quien extrañamente estaba feliz por la situación, o por lo menos eso parecía mientras, mientras yo sólo lloraba. En mi cabeza pasaban mil cosas, te atacan los pensamientos, no podía creer lo que estaba pasando. Estaba embarazada de una persona con la cual ya no tenía una relación, una persona que mucho tiempo me hizo sentir mal en todo sentido y yo apenas me estaba recuperando de eso, empezaba a salir con alguien que me quería bien. Estaba en la carrera, tenía 21 años, mi papá me iba a matar, ¿que iba a hacer con un bebé? Era demasiado para mí.

Pasé días llorando, era lo único que hacía, me iba a dormir llorando y en el momento en el que despertaba volvía a llorar. Mi situación no era la mejor, la persona con la que estuve no me apoyó… desapareció.

Cuando por fin decidí tener el aborto, con todo y mi corazón roto, salí a una clínica donde no me lo practicaron por diversas situaciones del lugar. Me moví a otra clínica, cuando llegué acababan de cerrar. Marqué a otro lado, no había lugar. Nadie me podía atender. Llamé a un doctor que me dijo que sólo tenía que tomar unas pastillas: dos medicamentos en total. Por fin lo conseguí, me encerré en mi recamara, seguí las instrucciones, me acosté y espere. Se supone que debes tener un sangrado, cólicos y otros efectos del medicamento. Pero a mí no me pasaba nada, no había sangrado y perdí la cabeza, me perdí a mí misma, me volví loca…

Tuvieron que hacerme una aspiración. Me llevaron a un cuarto, me quitaron toda la ropa y sólo me dejaron una bata. Me pusieron suero y me trasladaron a un pequeño quirófano. Durante todo este tiempo lloraba, temblaba y sentía miedo, habían como cinco personas dentro de aquel cuarto. Se presentaron y entró la anestesióloga. Desperté en el cuarto de recuperación junto a cinco chicas más.

Esta experiencia es lo más duro que me ha pasado, pero me cambió para bien porque vi lo que había hecho mal, porque tuve que tocar fondo para salir del hoyo en el que llevaba mucho tiempo. El embarazo fue lo que acabó con esa etapa de mi vida. No puedo poner en palabras lo que fue para mí toda la situación, física, mental y emocionalmente; pero hoy sé que no debo de juzgar a las mujeres que lo hacen, porque es una experiencia muy fuerte y no sabemos por lo que la otra está pasando o qué la llevó a hacerlo.

A pesar de que abortar sea la decisión más acertada para muchas mujeres, esta acción continúa siendo juzgada de manera exacerbada. Sólo quien esté en esa situación puede comprender el peso y valor de cada una de las razones por las que abortar se convierte en la única opción. No importa si el mundo está en su contra, esa elección no afectará a nadie más que a la persona implicada.

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