El concepto de “trabajo en equipo” es algo que escuchamos por todos lados. En algunas ocasiones suena a una moda, en ciertas escuelas es muy común escuchar que se debe “fomentar el trabajo en equipo” y en muchos empleos es un requisito saber hacerlo. En un primer vistazo, el trabajo en equipo podría parecer algo muy sencillo, sin embargo la realidad es que pocos saben cómo hacerlo. La tendencia hasta hace algunos años era distribuir las partes del trabajo para al final crear un todo. Aunque todos comprendían el objetivo del proyecto desde distintas perspectivas, en el resultado final las partes se complementaban. Pero no siempre es tan fácil como sumar las colaboraciones de todos.
Ahora que el trabajo en equipo es un requisito laboral que —además de facilitar el trabajo— genera un ambiente de compañerismo y entusiasmo entre los empleados, es importante entender la otra cara de la moneda: cuando el trabajo en equipo no funciona puede causar los mismos efectos pero de manera contraria, influir a los trabajadores de forma negativa. Cuando el trabajo en equipo no funciona, existe división en el grupo que puede dar pésimos resultados, además de generar apatía e insatisfacción.
El trabajo en equipo no es sólo una manera de organizarse, sino que poco a poco debe ser parte del ADN de cualquier persona que trabaja con otros seres humanos. Debemos aprender a reconocer e involucrar las fortalezas de los demás. Y sí, tal y como lo plantea la escuela, todo suena increíble: dividir, llevar a cabo, sumar y concluir parece maravilloso; pero si algo nos dice la experiencia al trabajar con otras personas es que es algo mucho más complejo, algo que requiere de múltiples habilidades sociales que, por supuesto, también se deben desarrollar: la empatía, la tolerancia, la inclusión, el respeto, la paciencia, la cooperación, el liderazgo, la creatividad, la asertividad, la humildad, la lealtad, la retroalimentación y muchas cualidades que requieren de un trabajo constante.
Es necesario entender que el trabajo en equipo no es exclusivo de la escuela o la empresa en la que trabajamos, sino que es una herramienta que debemos llevar hacia todo tipos de interacciones —en el plano social, personal o profesional— y proyectos. Hay varios tipos de personalidades que puedes encontrarte cuando trabajas en equipo, y es importante que aprendas a identificarlas, ya que para que el trabajo en equipo funcione debes aprender a ser tolerante ante la frustración. No te desanimes si te encuentras con estos personajes en tu andar; identificarlos y entenderlos es el primer paso para que puedas trabajar con ellos.
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Habrá quienes busquen lastimarte y utilizar tus sueños, tus logros, tus discursos, tu amor y tu entrega en tu contra. Gente que en vez de hacerte ver de una manera asertiva que estás cometiendo un error, que no están de acuerdo contigo o que no quieren hacerte parte de su equipo, lo hacen de forma hiriente y malintencionada. Para lidiar con ellos, debes aprender a hacer oídos sordos a los comentarios que no aporten al proyecto. No te tomes personal su actitud hacia ti, de lo contrario terminarás con la autoestima destruida.
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Hay quienes al trabajar en equipo deciden tomar una postura muy pasiva, pero a la vez muy falsa. “Sí, te apoyo, estamos juntos en esto”, pero de un momento a otro hablan a tus espaldas o critican —sin ningún tipo de carácter constructivo— tu trabajo. O bien discute con otros la mala relación que tiene contigo o lo mucho que le disgusta realizar un proyecto en tu equipo. Esa es una manera muy sencilla de saltar del barco mientras todos los demás reman. Tendrías que hacerle ver que es una persona incongruente y que le faltan habilidades para la resolución de conflictos.
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Hay otro tipo de persona que le cuesta trabajo escuchar. No porque no quieran hacerlo, sino por apasionados, porque aman el proyecto que emprendes a su lado, aman cada detalle y se han imaginado tantas cosas que a veces escuchar a los demás es complicado. El consejo es que alces la voz, que digas lo apasionado que te sientes tú también, tus motivaciones, tus ideales y tu visión. Tal vez te cueste trabajo y tengas que ser más ruidoso, pero cuando vea tus motivos y entienda tus razones, tratará de apoyarte y juntos podrán alinear la lucha.
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Y finalmente, hay quienes se quedan y luchan junto contigo. Aunque el proyecto salga bien o no, siempre sabrás que puedes apoyarte en estas personas, crear locuras, decirles en lo que no estás de acuerdo y recibir esas inconformidades de frente y con una sonrisa en la boca. Sin duda, ese es el trabajo en equipo más complicado: el honesto. Pero a su vez es el más satisfactorio y el que te llena de aprendizajes. Si encuentras a alguien con quien puedas hacer un equipo así, no lo dejes ir. Vale la pena hacer lo posible por mantenerlo a tu lado, porque a pesar de sus diferencias e inconformidades, con el paso del tiempo los resultados serán espectaculares.
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