Una mujer es fuerte hasta que conoce el amor… o algo parecido a eso
Me enamoré de él, de su físico y de su alma. Me enamoré de un hombre que exhalaba toda la paz que yo necesitaba respirar. Me enamoré de lo bien que lucíamos juntos, de la madurez con la que tomaba las cosas, de su nobleza y su buena vibra. Me enamoré de la idea de que eso era amor… hasta que me vi destruida.
Puse demasiado para que creciera este sentimiento; a veces nos pasamos la vida buscando el amor hasta por debajo de las piedras, donde no lo hay.
Y tú, ¿qué estabas haciendo? ¿Qué hacías mientras yo inventaba mil temas de conversación y a ninguno respondías? ¿Qué hacías mientras yo trataba de descubrir tu mente, y tú que llevaba bajo la ropa?
De pronto, dejé de gustarme en el espejo, por más arreglos que me colgaba parecía que había dejado de gustarte a ti también. Asentí a todo lo que decías, siempre tuviste la razón, siempre perdí yo; contrario a cuidar el amor entre los dos, hiciste crecer la inseguridad en mí.
Todo lo di por ti, intenté tanto para que me dejaras entrar; mi orgullo, mi dignidad, mi fuerza; el poco o mucho amor que me tenía… todo lo dejé. El amor puede cegarte, pero tarde o temprano hay que abrir los ojos y darse cuenta que el amor no se fuerza, sólo sucede.
Un día, giré el espejo que antes había volteado para evitar verme, lo giré y me miré: vi las cicatrices que me recordaron las veces que salí adelante, vi los sonrojos de las ilusiones más bonitas que me habían causado; vi el brillo en mis ojos y el detalle más hermoso que siempre usaba: mi sonrisa. El verdadero amor nunca permitiría que perdiera todo eso.
Entonces pude recuperar el aliento para levantarme y decir: “No, tú no eres un cabrón, yo sí”, y demostrar, no a ti, sino demostrarme que no necesito de un amor a medias, que merezco amor bueno, real, ese que nunca te dejaría caer; el amor que no necesita ser presionado para ser.
Ahora quiero agradecerte por el tiempo que no dedicaste en mí, los mensajes que no llegaron, el lugar que no me diste, porque gracias a esas ausencias aprendí a llenar mis vacíos sin necesitar de un hombre, mucho menos de ti. Aprendí a quererme. Recuperé lo que contigo perdí, menos las ganas de enamorarme de ti, esas…que se pierdan por ahí.
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Las fotografías han sido tomadas del Instagram del proyecto Thought Catalog; da click en este enlace para conocer más sobre él.