No tenía dudas, estaba segura de que estaba con la persona indicada; la persona perfecta, el amor de mi vida, el chico correcto. Desde que te vi por primera vez lo supe. Eras perfecto para mí. Tus manos encajaban bien con las mías, tus labios con mis labios, tu cuerpo con mi cuerpo… nuestras mentes se entendían y nuestros corazones más. Todo eso, así sin esperarlo, terminó. Todo este tiempo eso no era verdad, tú no eras el chico correcto, me equivoqué.
Fue poco a poco y yo ni siquiera me di cuenta; no me di cuenta de que me manipulabas, no me tomabas en cuenta, incluso que me insultabas por medio de “bromas”. Yo confiaba en ti, pero tú me lastimabas y yo no lo notaba. Te creía, y tú te aprovechaste de eso. Sabías que te amaba, sin embargo, tú no me amabas a mí. Pensé que te conocía, pero la verdad es que esto nunca pasó del todo porque sólo me mostrabas tu lado bueno, el lado con el que me conquistaste y del que me enamoré.
A tu lado me sentía en paz, segura, cómoda y feliz; tus brazos para mí eran un hogar, mi hogar, nuestro hogar. Nuestros secretos eran mi tesoro, tus besos eran mi abrazo, tu cuerpo era mi escudo, tu corazón era mi salvación. No dudaba, eras perfecto, hasta que me demostraste que no lo eres tanto. Cambiaste, yo ya no te conocía, ya no sabía quién era la persona que viajaba a un lado mío en el auto, ni quién cenaba conmigo por las noches. Cambiaste y me lastimaste. Dejaste de ser tú, el tipo amoroso del que, en algún momento, me enamoré.
Yo ya no estaba con el chico correcto, me di cuenta de que estaba equivocada, todo este tiempo lo estuve y no lo quise ver. Hoy lo noto, lo noto y me marcho. No quiero estar con un desconocido que quiere aprovecharse de alguna situación cada que puede. Nunca me tomaste en serio como ser humano, todo el tiempo me hiciste a un lado y, yo, ahí me quedé. Pero no más. Hoy veo por mí y por mi bienestar. Todo este tiempo te confundí con el amor de mi vida, sin embargo, no tan tarde y justo a tiempo, me di cuenta de que estuve equivocada.
VER MÁS:
Borré a mi patán: cómo es superar una relación tóxica, según 6 mujeres.
Cómo darle una lección a un patán sin rebajarte a su nivel.
10 verdades sobre los patanes que todas las mujeres necesitamos saber.