Si frecuentemente has sentido que te cuesta trabajo orinar en un baño público cuando hay personas cerca de donde piensas hacer, incluso si te encuentras en casa, escuchas ruidos o estás en los baños de tu trabajo y no te sientes con la suficiente confianza de hacer pipí; es probable que padezcas el síndrome de paruresis.
Con el último registro del Manual Estadístico de Trastornos Mentales hizo parte de su listado el síndrome de paruresis como un trastorno mental y es considerado como una fobia social; a este comportamiento también se le conoce como vejiga tímida y en resumen, es la falta de capacidad para orinar en presencia de otras personas. Esto no quiere decir que debas hacer pipí –literalmente– enfrente de otros, sino que no puedes orinar cuando alguien está en el baño de junto o cuando están esperando su turno para pasar.
A las personas que son víctimas de este síndrome les cuesta trabajo orinar en un baño público debido a que los músculos del esfínter se bloquean y resulta que estos músculos son los que controlan el flujo de la orina.
La paruresis es la ansiedad por el rendimiento de la vejiga; las personas que la padecen ven completamente natural beber agua y sostener su vejiga durante mucho tiempo hasta el grado en el que pueden terminar en el hospital.
Es importante que identifiques si tienes este problema, ya que la padecen 20 millones de estadounidenses aproximadamente. Este síndrome puede afectar tu vida social y profesional. La imposibilidad de orinar en presencia de otros puede provocar que las víctimas dejen de asistir a eventos, compromisos y lugares con el propósito de no enfrentar la fobia. Otro de los síntomas que es parte de este trastorno, es la invasión de pensamientos enfermizos como: ¿a dónde podré ir al baño?, ¿alguien me puede escuchar?, ¿alguien me puede ver?
Es importante destacar que este comportamiento no es un problema del sistema urinario, sino un problema de ansiedad y para combatirlo necesitas un tratamiento terapéutico. Existen varios factores que pueden provocar este síndrome como un abuso sexual, un trauma violento, intimidación en la escuela o el “aprendizaje indirecto” como es el comportamiento de un padre que reprime a un hermano en el baño. Existen casos especiales en los que las víctimas desarrollan vejiga tímida posteriormente a una cirugía cuando les pidieron orinar antes de irse a casa, pues les resultó muy intimidante que una enfermera los llevara al baño y los esperara afuera del mismo.
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