Es en la fría, oscura y silenciosa soledad donde todos nuestros miedos brotan a flor de piel.
Es en la vacía, imponente y profunda soledad donde miles de pensamientos nos carcomen, con tanta intensidad que nos hacen caer en la acción redundante de temerle a nuestros propios temores y tomamos un rol de víctimas ante ellos.
Como las almas quebrantadas que somos, buscamos algo que nos salve de esta prisión… De pronto, encontramos la solución: nuestra pareja tiene que compensar nuestras inseguridades, incluso si para ello debemos caer en lo absurdo.
La silenciosa y el miedoso
Ella: “Seguramente juzgarás mis palabras, entonces prefiero callar. Tu obligación es adivinar todo lo que estoy pensando”.
Él: “Sé que en cualquier momento me vas a dejar, por eso te exijo que abandones toda tu vida y la vuelques por completo en mí”.
La fea y el timorato
Ella: “Me siento terriblemente fea. Tú eres el encargado de hacerme sentir hermosa con las palabras adecuadas en el momento adecuado”.
Él: “Soy un timorato que siempre ha anhelado ser un animal intrépido, sin miedos. Sométete a mí para que tenga el control de esta relación”.
La sexosa y el frustrado
Ella: “Te deseo como a nadie, pero temo que tú no me correspondas con la misma intensidad. En tu historia sexual, quiero ser la única. Así que borra de tu mente tu pasado entero y dile a todo el mundo que yo he sido la única en tu vida”.
Él: “Soy incapaz de hacer lo que otros han logrado: gozar de éxito, comportarse seguros de sí mismos, saber relacionarse entre la gente, no tener miedo a la vida. Seguro me cambiarás por alguien que tenga lo que yo no. Te prohíbo que te relaciones con otros hombres, debo ser el único”.
La autodestructiva y el paranoico
Ella: “Con cada error que cometo, mi castigo es hacerme daño. No me alteres ni me hagas enojar porque me llevarás a la muerte. Tus palabras deben ser impecables”.
Él: “Si los ojos del mundo se posan en mí será solo para juzgarme. Tú tienes la responsabilidad de ser tan callada como yo para evitarme el pesar de tener que lidiar con la sociedad”.
La ansiosa y el aterrorizado
Ella: “Le doy vueltas y más vueltas a las ideas y sé que jamás encontraré una respuesta que no tenga repercusiones negativas en mí y en los demás. ¡Dame las soluciones que yo no puedo ni me atrevo a tomar!”.
Él: “Vivo aterrorizado ante la idea de no sobresalir ante ti y ante los demás, que tanto esperan de mí. El valor que yo tenga para ti será la medida que usaré para lograr el éxito en mi vida”.
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Tener una relación sana no significa hundir en el abismo en el que estás sumido a la otra persona. Lo importante es que actúen juntos para salir adelante bajo cualquier circunstancia y que sepas respetar su libertad. El amor es hacer y dejar ser.
Convivir con otros seres humanos es un tema complejo con el que tenemos que lidiar a diario. Entérate sobre la extinción de las relaciones humanas según el arte contemporáneo y las razones por las que la tecnología está arruinando tu vida y rus relaciones
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Todas las fotografías pertenecen a Natalia Petri y, aunque quizás ella no pretendía esta lectura exacta de su trabajo, es claro y evidente que en el ejercicio de la apreciación e interpretación de un trabajo visual como éste, las imágenes fluyan en diversos sentidos. Tan solo uno de ellos: el devenir de los sexos en su más natural encuentro.