La naturaleza ofrece verdadaderos espectáculos. Aún estando estática, su belleza es sobrecogedora. Perfecta, autosuficiente, viva, verla es aprender el verdadero valor de las cosas; es aprender que lo más valioso no siempre es lo que puede comprarse. El fotógrafo Hidenobu Suzuki consciente de todo lo anterior, se inspira en ella para crear tomas que parecen obras de arte. Destellos de luz que llegan a invadir el instante, juegos de sombras, bosques que parecen encantados, noches estrelladas que inmediatamente nos hacen pensar en Van Gogh. Imágenes que invitan a salir a apreciarla, a adorarla por ser tan perfecta, por ser tan bella.“Mis fotografías son como pinturas japonesas. Creo que el realismo es un estilo más occidental. A través de mis fotografías de paisaje, quiero expresar emociones y sentimientos espirituales. El arte contemporáneo, el teatro y la música estimualn el cerebro y el humor de las personas; pero creo que un arte emocional puede curar a la gente y a la sociedad; hacer que se viva en armonía. Entonces, tomé como desafío capturar emociones con mi cámara”
Como si estuviera pintando un lienzo, mediante la fotografía Suzuki retrata paisajes sublimes que podrían confundirse con pinturas, capaces de transmitir emociones a pesar de la paz que de ellas se desprende, de la quietud, de la ausencia de movimiento y palabras, de estar detenidas en el tiempo.
Utilizar únicamente un pensamiento racional al crear fotografías permite una atención al detalle, pero existe la tendencia a caer en el aburrimiento. Trabajar con emociones y buscar sentimientos no sólo es más relajante, sino que creo, más poderoso” –Hidenobu Suzuki