En la tradición del cine y la literatura, la ciencia ficción se ha destacado por crear escenarios en los que el hombre se cuestiona a sí mismo sobre su existencia; ejemplos como Blade Runner, Robocop, o la más cercana y referencia obligada 2001: Odisea del espacio introducen ideas que definen el comportamiento y la angustia humana.
En 2001: Odisea del espacio la búsqueda de la perfección por parte de Stanley Kubrick, la profundidad del guión de Arthur C. Clarke, la musicalización y los efectos visuales que siguen sorprendiendo al público aun en estos días han logrado que esta película sea parte fundamental en el conocimiento de toda persona interesada en el cine desde cualquier ámbito. Las secuencias de ésta muestran el lenguaje cinematográfico en su máxima expresión.
Sobre este filme, el mismo Kubrick diría: “Son libres de especular acerca del significado filosófico y alegórico de 2001…”, y así ha sido a lo largo del casi medio siglo desde su estreno en 1968 cuando el director expuso en una pieza de gran valor audiovisual un argumento cinematográfico de ciencia ficción sobre la evolución del hombre y la posible existencia de inteligencias extraterrestres que amenacen a la Tierra en un futuro cercano. Kubrick detalló un mito movido por la idea de que, hasta entonces, no se había realizado una película que revalidara el género, el resultado fue una revolucionaria cinta que conjugó el rigor científico, el proceso evolutivo, la inteligencia artificial, unos notables efectos especiales para la época y la referencia en Así habló Zaratustra, de Nietzche.
The Notebook, parte de Mubi, compartió unas fotos desde el set de 2001: Odisea del espacio con motivo de la primera carta que el cineasta le envío al guionista Arthur C. Clarke invitándolo a una colaboración. El resto es historia.