Milán Kundera planteó en su novela “La Insoportable Levedad del Ser” publicada en 1984, una de las dicotomías más intrínsecas al hombre. ¿Qué es preferible, la levedad o el peso? Sin pensarlo demasiado, muchos elegiríamos la levedad sobre el peso. Vivir vidas ligeras, sencillas, sin complicaciones. ¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?
Simplificando de una manera casi grosera el argumento, el checo dice que nuestras vidas sólo tienen significado si las llenamos de peso. La levedad hace que el hombre se eleve por los cielos y se distancie de la tierra, y así sus movimientos son tan libres que se vuelven insignificantes. Por el otro lado, apunta “La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será”.
El País publicó recientemente una serie de fotografías tomadas por fotoperiodistas de distintas agencias alrededor del mundo. En ellas, los protagonistas cargan objetos simbólicos de sus muy diferentes estilos de vida. Estas imágenes hablan de un peso mucho más literal y gráfico del que hablaba Kundera, sin embargo, cuentan historias valiosas de personas reales y actuales. El peso visto gráficamente nos acerca un poco a entender lo que quería decir Kundera: El día a día nos define. Nos descubrimos a nosotros mismos en lo que cargamos cotidianamente. El peso (físico y emocional) de lo que cargan estas personas en las fotografías los hace reales, tangibles y humanos. ¿Tenía razón Kundera? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.
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Referencia
El País