“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.
Rabindranath Tagore
Siento su peso ir y venir sobre mí con un ritmo marcado por mi respiración. Antes de siquiera abrir los ojos, detecto su brazo alrededor de mi cuello y sus manos aferrándose fuertemente a mi pecho. Mi sentido del olfato advierte su perfume mezclado con el olor de las sábanas. Sonrío. Al abrir los ojos y deslumbrarme con la luz que se filtra entre las cortinas, advierto su cabellera china enredada, sus cejas despeinadas y una mirada que duerme tranquila.
Resulta inevitable no despertarla con ese sueño ligero con el que carga y el deseo de no perderse ningún momento. Los ojitos somnolientos se abren de par en par, entre lagañas y pestañas enredadas. Sonríe. No hace falta decir más.
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La fotógrafa francés Maud Chalard quiso explorar ese estado puro del amor, y tras confirmar que su colega y pareja actual, Theo Gosslin “era como una versión masculina de si”, comenzó un proyecto fotográfico. Chalard retrató esos breves pero íntimos momentos que una pareja comparte y en el cual se expresa todo lo que no puede decirse con palabras. A partir de ello, expandió las fotografías hacia sus amigos y conocidos, pero jamás imaginó hasta dónde llegaría su intención de retratar el amor.
A través de redes sociales la fotógrafa convocó a cientos de parejas para que mandaran sus historias, los conoció y si creía en sus historias, los fotografiaba. Sin embargo, su interés no residía únicamente en retratar el romance de una pareja desnuda bajo la luz que penetraba la ventana; sino los fuertes y sólidos lazos de amor, esa fiebre que caracteriza a los enamorados. Tras conocer a la pareja, y verse eclipsada por el amor, Chalard les pedía interactuaran de forma cotidiana, que se dejaran llevar por el ímpetu de sus sentimientos y posarán bajo la tenue luz del amanecer y los tonos anaranjados del atardecer. Así nació Lovers, un proyecto que está aún en desarrollo, y que por el momento retrata el estado del amor en parejas allegadas a la fotógrafa. Sin embargo, la intención de la francesa es expandirla hacia otros horizontes, que incluyan parejas LGBTT y de otras edades, como prueba de que el amor no conoce ni edad ni preferencias sexuales.
Lo trascendente de este proyecto fotográfico es que Chalard tuvo la habilidad para retratar en sus imágenes pequeños gestos del amor, momentos de intimidad, pasión y deseo. Ya sea una pareja que reposa bajo la luz de verano en compañía de su bebé o el cansancio por la espera de un nuevo integrante de la familia, son imágenes que reflejan que en el amor hay complicidad. En otras imágenes vemos a una pareja manteniendo relaciones, pero se aprecia el íntimo abrazo de sus almas, no sólo una relación mecánica de los sexo. Existen imágenes también que plasman los silencios compartidos por una pareja, en que ambos disfrutan de la quietud del invierno mientras el calor de sus cuerpos habla en sintonía.
Aunque las fotografías de Chalard pudieran parecer construidas debido a la presencia de la artista en el set, existen ciertos detalles que nos hablan de cómo las parejas fluían ante la cámara. Aunque no ha hablado mucho de su proceso para capturar las imágenes, uno puede suponer que como lo marca la labor fotográfica, Chalard debió haber creado un ambiente de confianza en que su presencia no supusiera una alteración a la dinámica cotidiana. Quizá la lente desaparecía en medio de una atmósfera de pasión o de intimidad y el disparo del obturador sólo representaba un sonido urbano más que llegaba desde la ventana.
Tras sumergirse un poco en las redes de la fotógrafa es posible reconocer que la temática del amor persiste como uno de sus temas favoritos, además de su gusto por las tomas cálidas que reflejan aquello que los cuerpos unidos o entrelazados proyectan con tanta maestría. Es en esa calidez en la que el espectador de las imágenes logra conectarse con las parejas, como si fuera parte de la pasión, el silencio y la quietud de los corazones, aunque sea por un instante.
En espera de las nuevas historias retratadas por Chalard, nos queda la oportunidad de ser cómplices de las parejas, voyeuristas del amor y testigos infinitos de que el amor sí existe, sólo hay que construirlo. Te compartimos algunas de las fotografías del proyecto Lovers.
Puedes seguir a la fotógrafa en su Tumblr y su Instagram.
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Referencia: Ignant
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