Decir que no se ha vuelto un problema, un problema que no debería existir. La opción de decidir sobre si queremos o no hacer algo, si buscamos un beso o lo rechazamos, si las acciones que la otra persona hacen nos molestan o nos gustan, es algo que parece no existir en muchas culturas. El machismo aún prevalece y como si fuera normal, estamos acostumbrados a escuchar frases como “cuando una mujer dice que no, quiere decir que sí”. Pero no, un no nunca quiere decir sí. Las opciones están dadas y nosotras decidimos sobre lo que queremos con opciones claras.La violencia está siempre presente y nosotras tan sólo queremos no ser acosadas o abusadas. Alrededor del mundo somos discriminadas y sufrimos abuso simplemente por ser mujeres. El daño sexual o social nos molesta, es un golpe blanco, sin marca pero existente. Nos hace daño, mucho más de lo que se ve tan sólo en la superficialidad, mucho más de lo que todos esperaríamos.
En el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, el diseñador húngaro Miklos Kiss creó su obra llamada “Consentimiento silencioso”, en la que una serie de fotografías intentan hacer que los demás sepan el dolor que vivimos a diario, callando, guardando tan sólo para nuestra reflexión el dolor de ser mujeres ante el abuso en cada momento de nuestra vida. Un autobús repleto que hace que las manos incidan a propósito en nuestras nalgas, la mirada pervertida de un compañero de trabajo al llevar ropa ajustada y los besos y caricias que nunca hubiéramos permitido si nos hubieran preguntado son denunciados con los rostros de diferentes razas y etnias de cada una.
Muchos de los casos de abuso nunca son reportados por las autoridades, los medios de comunicación no informan sobre ellos y quedan sin ser notados. Algunas mujeres sienten que no tienen otra opción que vivir con el daño sufrido, con marcas que tal vez no se vean pero se sienten profundamente; no hay otro remedio, así suceden las cosas y parece que es una actitud sumamente difícil de cambiar.
Miklos Kiss decide remarcar el daño que a diario sufrimos para mostrarnos que tenemos otra opción y que es posible dejar de vivir nuestras vidas bajo obligaciones y bajo la presión del día a día. Nadie nos ha enseñado a decir que no. Ese silencio se convierte en dolor y angustia. Las mujeres escondemos detrás de los labios un inmenso sufrimiento que no deberíamos sentir.
En este trabajo se busca crear consciencia que las mujeres tienen libertad de decidir, sin importar sus tradiciones, los dogmas religiosos o morales que cargan. Existe un mensaje claro al mundo y a todos los que han sido agresores: si ellas dicen que no, es no. No hay otra opción, no es otra respuesta oculta. Es un privilegio para pocas pero una opción para todas.Cada mujer del mundo representa a su país, los colores de sus labios son un símbolo de su bandera, y su idioma, sólo busca hacerles entender que, por más diversas que sean las culturas, en todas existe la palabra “No” y siempre pueden decirla cuando exista algo que ellas no deseen. Una palabra que debería sustituir al “Sí” con el que muchas pintan sus labios en la actualidad.
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Conoce el trabajo de Miklos Kiss