«No se quiera pasar de verga», decía uno de los memes más viralizados de hace un par de años. En la imagen, un joven de facciones fuertes y tez morena. Los rosarios colgados en su cuello desembocaban en una imagen de la Virgen María, misma que se replicaba en la banda que llevaba sobre la cabeza y en su tatuaje del brazo izquierdo. Junto con su expresión, retadora, la imagen se volvió un referente lúdico nacional.
Esta fotografía, sin embargo, tiene un origen y una intención: visibilizar una identidad que a menudo es juzgada y ridiculizada. Una comunidad de hombres y mujeres que son objeto de burlas por algunos citadinos que los encuentran “vulgares” o “ridículos”.
Federico Gama, fotoperiodista, condensó la realidad de estos jóvenes en una serie fotográfica llamada Mazahuacholoskatopunk para mostrar al mundo que los prejuicios que giran a su alrededor no son más que opiniones desinformadas de una sociedad llena de prejuicios.
¿Quiénes son?
En su mayoría, son jóvenes que vienen desde diversos estados de la República a trabajar. Los hombres se dedican a la construcción y las mujeres a las labores domésticas. Por lo general se reúnen en espacios públicos como Pino Suárez, la Alameda Central o Tacubaya. Debido a que sus días de descanso son los domingos, ese es el día que usan para reunirse con otros; buscar pareja, ir a beber algunas cervezas en algún bar de Fray Servando, comer y bailar. Algunos de ellos están de paso pues su plan es migrar a Estados Unidos.
El nombre de esta tribu se debe a que, según el propio fotógrafo, estos jóvenes no imitan el atuendo de los skatos, punks o cholos, sino que toman aspectos de todos ellos y sintetizan en un look único. Además, el aspecto colorido y folclórico de sus comunidades también es un elemento.
En este juego de identidades intervienen factores sociales y psicológicas determinados. En entrevista para Renegado, el fotógrafo narró:
«Un chavo de 16 años que gana con su primera semana de trabajo tres veces más de lo que ganaría en su pueblo tiene que aprender de un día para otro a administrarlo y a decidir sobre su vida. Y aunque el principal interés de viajar a la ciudad de México es trabajar, el tránsito que viven los lleva a una serie de transformaciones o decisiones en su vida de manera radical, la vestimenta es un ejemplo de esos cambios».
«Los Mazahuacholoskatopunks van a los mercados de Tacubaya, de Mixcalco, la Merced, Pino Suárez a comprar sus cosas. Los fines de semana, después de una semana intensa de trabajo, salen a comprar ropa, discos o películas con sus primeros sueldos», refirió.
«Lo importante ahí es la idea que ellos tienen de la discriminación y cómo le dan una solución urbana a esto, un punk es lo más alejado de un indígena. Ellos son una cultura en tránsito, vienen a las construcciones, van de una a otra, y luego regresan a sus pueblos, son de los alrededores de la CDMX. Escogí para trabajar a los mazahua, que en el pasado tenían en Tacubaya su entrada a la cuidad», describió Federico Gama para El Universal.
Al salir de sus comunidades, estos jóvenes se enrolan en una búsqueda de identidad propia. Lejos de sus familias y su entorno, en una ciudad gigantesca donde se enfrentan a un modo de vida completamente apresurado y hostil, necesitan una manera de reafirmarse a sí mismos.
Son, pues, jóvenes a los que las circunstancias no les han permitido traer un look universitario, salir a tomar una malteada entre semana o irse de antro a Polanco. Son adolescentes que tienen que trabajar jornadas completas, que están en una ciudad que no es la suya y que los juzga en todo momento.
Federico Gama es un fotógrafo nacido en la Ciudad de México, estudió la carrera de comunicación en la UNAM. Gracias a su trabajo ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Cultural y el Premio Nacional Rostros de la Discriminación y forma parte del Sistema de Creados de Arte. Ha expuesto en diversos países de Europa y Latinoamérica. Conoce más del trabajo de Federico Gama y síguelo en Instagram para no perderte nada sobre su desarrollo.
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