Para muchos de nosotros es más fácil quedarse sin comer que sin WiFi. En cambio, en Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Veracruz han tenido que sobrevivir sin ambas.
Los alimentos son un lujo para algunas comunidades de México, cuando deberían ser una prioridad. No obstante, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportó que las comunidades de esos estados son las que viven en peores condiciones y a pesar de ello, el gobierno pretende instalar antenas y señales de WiFi para que las escuelas estén mejor equipadas y se elimine la llamada brecha digital, la cual es provocada por este tipo de comunidades.
Ante esta situación, nos preguntamos, ¿en verdad es prioridad eliminar la brecha en lugar de facilitarles el alimento y una mejor calidad de vida? Al parecer sí.
Hasta el momento, se estima que hay cerca de 5.8 millones de personas viviendo en la pobreza extrema y no hay, al parecer, nada que pretenda erradicarla pues para empezar, no se ha logrado distinguir el verdadero problema. Sin embargo, el fotógrafo Joseph Sorrentino halló a través de su lente una serie de inconsistencias, pero también una gama de oportunidades que los mismos pobladores han sabido usar a su favor, sin muchos resultados favorables.
En su investigación, el fotógrafo halló que más del 80 % de los campesinos que conoció se definen como extremadamente pobres, lo cual significa que ganan menos de $2 al día y por lo consiguiente, reciben menos ingresos por los cultivos que cosechan. Esto es gracias a las injusticias de los patrones quienes los explotan con herramientas poco útiles, escasos servicios y trabajo en exceso. Sorrentino descubrió que los campesinos se lastiman más de lo normal, tienen severos problemas alimenticios y de salud, ya que pasan cerca de 10 horas al día bajo el sol y sólo tienen lo suficiente para sobrevivir.
Sorrentino vio en México un lugar especial para conocer a su gente y sus tradiciones, por lo que intentó llegar al fondo de ellas, pero lo único que encontró fue miseria, tristeza y desolación. Por ello, tomó su cámara y se dedicó a recorrer varias partes de este México tan roto, cansado y aturdido o como él le llama «sangrante» y claro, les dio voz a todos esos campesinos heridos y cansados, repletos de injusticias y desigualdades que sólo esperan ser autosuficientes y libres de todo aquello que les lastima, pero, desafortunadamente, a veces parecieran ser completos desconocidos.
Ese es el motivo por el cual, Joseph creo colecciones de fotos cuyos títulos comienzan con un “conoce a” ya que en realidad, nadie en el país está realmente consciente de lo que sucede con las comunidades rurales. El campo, las calles y las personas son el foco central de su obra, pero no con el afán de juzgar, o de mostrar de manera mórbida lo que sucede, sino de ser una alerta a los problemas sociales que México y los mexicanos no alcanzamos a ver realmente.
La mayor parte de sus fotografías son en blanco y negro, y lo hace de esta manera para crear mucho más dramatismo y que al verlas, nosotros como espectadores concienticemos respecto al problema, puesto que resulta absurdo tener una problemática de este tamaño y no mirar más allá. De igual manera, intenta resaltar todos esos detalles escondidos, mismos que se opacan de pronto y es gracias a series como ésta que podemos darnos cuenta de todo lo que ocurre alrededor de las comunidades más pobres de país.
Pero no basta con saberlo. Hay que actuar. El WiFi tendría que ser el último recurso para darle paso a una vida plena y justa, pero al parecer, para las autoridades el hambre no es un problema. Por ello, es importante conocer el trabajo de Joseph Sorrentino, puesto que él denuncia a través de su lente, el resto del trabajo nos corresponde a nosotros.