Shinji Ikari, personaje del famoso anime “Neon Genesis Evangelion”, últimamente se ha convertido en motivo de burlas en redes sociales por su estado casi permanente de depresión. Sin embargo, su psique dañada por un padre ausente y una madre muerta lo definen como una figura clásica en el género japonés de entretenimiento. En sus momentos de soledad, Shinji tomaba su pequeño walkman y escuchaba canciones que no podíamos escuchar, pero en una forma muy astuta de contar una historia, logramos imaginar los sonidos que emitía el aparato. Canciones clásicas que denotan tristeza. Pero, entonces, ¿qué tiene de malo estar en depresión?
La música es el elemento principal al que acudimos cuando nos sentimos solos. En cierta forma, algunas películas también logran empatar nuestro estado de ánimo. Por otro lado, a veces es raro sentir que algo es familiar mediante la fotografía. Cuando miramos una serie de imágenes podemos tratar de entender lo que sentía el artista o lo que intentaba representar, por lo general no nos vemos a nosotros mismos dentro de sus obras. Pero ocasionalmente, algunos fotógrafos aparecen y nos impactan con su trabajo, logran tocar alguna membrana de nuestra mente que empatiza con lo que simboliza su obra.
Tal es el caso de Mehran Djojan, un fotógrafo alemán que reside en Berlín, cuyas fotografías logran llegar a lo más profundo de nuestro ser. Algo en su forma de plasmar alguna idea se siente tanto natural como sintético. Es decir: además de que sus obras se ven “planeadas”, existe un elemento de realidad que logra conectar con nosotros a un nivel personal, aunque no seamos nosotros dentro de la imagen.
En el diccionario de la RAE, soledad tiene dos significados que pueden aplicar a las imágenes de Djojan: el primero es “la carencia voluntaria o involuntaria de compañía”, el segundo “pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte, o pérdida de alguien o de algo”. Así que en realidad la soledad no llega siempre en forma de un rechazo o de una enajenación, sino que a veces uno mismo decide establecerla. El segundo significado va más aunado a la idea general que todos tenemos sobre ésta.
Mehran Djojan parece intercalar ambas definiciones. La depresión es un síndrome de tristeza profunda. A veces causada por uno mismo. La culpa de ese sentimiento logra plasmarse en sus fotografías. La belleza y calma que nos ofrece parece definirla de una forma extremadamente bella. Como mencionamos en nuestra lista de canciones tristes, a veces nos deprimimos con el simple propósito de mejorar, de soltar alguna sustancia química que nos proteja de un daño más grande.
Estas fotografías cumplen ese propósito. Nos llevan a un lado melancólico representando nuestra (a veces absurda) soledad, pero la belleza con la que están plasmadas nos recuerda que todo va a mejorar. Nuestro cuerpo libera el químico que necesita y estamos mejor, y de pronto, sólo notamos la maravilla que nos ofrece Djojan.
Entonces así podemos saber que en realidad un estado de depresión no es precisamente tristeza ni devastación absoluta. Es un momento que tenemos para nosotros en el que nuestra mente trata de “arreglarse” o curarse. La soledad la escogemos nosotros en la mayoría de los casos, como un lobo cuando se aparta de la manada para tratar sus heridas. Como humanos tenemos el don de comunicar nuestros sentimientos mediante creaciones artísticas, como la música, el cine, la literatura y la fotografía. Pero es esta última en la que Mehran Djojan logra plasmar ese sentimiento de elección y de autoprotección. Nos recuerda que nuestra depresión no es permanente ni tan grave como a veces se nos ha mostrado, es sólo un estado de curación y tranquilidad física en la que intentamos seguir adelante.
Si quieres ver más del trabajo de Mehran Djojan, puedes seguirlo en Instagram.
