Debajo de un fino, elegante e intenso maquillaje, se esconde una delicada flor que se despierta con el sol y sueña con la luna. Su más grande anhelo es ser libre y no depender de nadie. La mujer quiere recorrer el mundo sin miedo, caminar en las calles sin vergüenza o mostrarse al hombre que ama sin ningún disfraz. Cada uno de sus deseos está condicionado por un mundo que no puede controlar; ella quiere dominarlo, pero es incapaz de hacerlo porque en cada esquina hay alguien que la señala, la critica o la lastima.
El dolor que sufre una mujer todos los días empieza en el autoestima. Ella sabe que necesita ser tan dura y bella como un diamante, pero los ataques continuos de un mundo inexplicable la van debilitando poco a poco. Sabe que hay una contrariedad en la sociedad, pues algunas personas le dicen que debe hacerse la sorda, de hacer caso omiso a los comentarios que son como navajas. ¿Pero entonces cómo escucharía a su corazón y su alma, el principal motor de su vida? Si se tapara los oídos lo único que evitaría serían los sonidos, pero incluso las imágenes son hirientes.
Identifícate con la condición femenina a través de fotografías.
Es entonces cuando llegan la frustración. Cada día se pregunta lo que debe hacer y si es lo correcto. Cuando una mañana le llega un rayo de luz iluminando sus pensamientos, aunque sea sólo un poco, la cuestión que queda es saber cuál será la manera para realizar su sueño. Porque si el mundo está en su contra, a pesar de que tenga claro lo que quiere, la realidad que la rodea estará negándole su vida misma. Ahora el dilema de Shakespeare cobra fuerza. ¿Ser o no ser? ¿Ser mujer o no serlo? De tanto golpe y contraataque desearían no ser mujer, pero ya es inevitable. Ahora sólo queda aguantar.
Así llega el dolor físico y emocional. Terrible condición la que la naturaleza le dio. Ojalá hubiera nacido siendo hombre, así todo sería más sencillo; tendría respeto, seguridad, derechos y voz. Pero no, la moneda cayó del lado de la soledad y el dolor, de las injusticias y desasosiegos. Mientras que el mundo está construido en función de su sexo, ellas deben adaptarse a ellos, a su rudeza incompresible y salvaje. Los hombres son como bestias en celo que en cada momento están pensando en ells, que las aspiran a kilómetros de distancia como si fueran perros o lobos. Tras pensar estas palabras, las mujeres reconsideran sus pensamientos y saben que tener un pene es lo peor que les podría pasar. Entonces, ¿sólo queda vivir en la melancolía y el dolor?
Por si fuera poco, cada mes se vuelva una tortura, la naturaleza les pone una insoportable pesa que oprime su vientre como si buscara hacerlo explotar. Entonces los dolores se siguen sumando, ya no sólo es el autoestima y las frustraciones. Ahora también tienen que lidiar con horrendos espasmos en el centro de su persona. Ojalá el juez del universo las hubiera mirado como son: una bella rosa que necesita ser tratada con delicadeza. Así, aquel dios omnipresente le dice que también las rosas tienen espinas y que debe resistir.
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¿Resistir a qué? A que venga un tonto e insensible hombre para quitarles la virginidad. Que asquerosos seres toman su pureza como un trofeo que puede colocarse sobre la repisa para presumir a sus demás amigos. ¿Acaso no saben que es su más grande tesoro, el único espacio donde pueden ser libres y regocijarse sin que nadie las critique o las lastime? Pero no, el templo debe ser pisoteado por seres que caminan sin saber su destino, queriendo conquistar todo lo que se les ponga enfrente.
Ahora queda el arrepentimiento de haber confiando en alguien desconocido. Para qué, si nunca fue sincero ni respetuoso y siempre se va con el amanecer.
Estas fotografías pertenecen a la artista visual Angie López, una joven que vive en carne propia los dolores que debe atravesar el sexo débil. Ella estudió Arte en la Universidad de Barcelona y ahí aprendió a orientar todos los sentimientos que tiene en un producto altamente estético y reflexivo.
Como se puede notar, Angie tiene como tema principal a las mujeres, a sus iguales, que todos los días deben de aguantar dolores y melancolías debido a su sexo. Estas fotografías las realiza con el fin de crear un acto catártico en sus espectadoras. Cuando la persona ve la desesperación, soledad y el dolor, se ve reflejada a sí misma. El arte es el gran espejo que le muestra que no está sola en esta condición llena de tropiezos.
Angie trata de liberar un poco el dolor de aquellas mujeres que sufren una profunda melancolía innecesaria día con día. Ojalá un día todas las flores puedan respirar libremente en este mundo.
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El trabajo fotográfico de Angie López muestra todos los dolores que se guardan las mujeres. En pleno siglo XXI es sorprendente cómo aún existe una gran diferencia de derechos y respeto en cuestión de sexos. Si quieres ver el dolor que existe en otros lados, puedes ver las fotografías de los burdeles de Bangladesh, donde la prostitución es legal y las mujeres no tienen derechos y la triste historia de las mujeres que se matan para liberarse de los hombres.