La gente ya lo decía en las redes sociales: «ojalá no se nos olvide el México que ha surgido este 19 de septiembre». Aún así la mayoría nos desentendimos y regresamos a nuestras rutinas.
Pizarrón de la escuela Preescolar Profra. Carolina Pino Cruz en Iztapalapa, Ciudad de México.
Así como el gobierno de la Ciudad de México lo hizo con aquellos que se quedaron sin vivienda y que ahora viven en los albergues que suponían ser provisionales. Y entre muchas otras cosas pendientes tras el sismo, se encuentran las escuelas que quedaron dañadas; olvidó repartir adecuadamente el presupuesto asignado del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), hacer valer todas las pólizas de seguro, realizar las evaluaciones correspondientes de los inmuebles, establecer procesos eficaces tras este tipo de desastres, preparar a su gente, enviar a expertos… y olvidó darle certeza al pueblo mexicano de la seguridad de los edificios no sólo en donde viven, sino donde sus niños estudian día con día.
Fotografía a detalle del dictamen de la Escuela Secundaria General 31 “Alfonso Pruneda”, Xochimilco, Ciudad de México.
Escuela Secundaria General 31 “Alfonso Pruneda”. De acuerdo con la base de datos provista por Animal Político, esta escuela actualmente se encuentra catalogada con daño severo o moderado y su estatus de atención es “pendiente”.
Quienes no olvidaron fueron Irene Larraz y Nadia Sanders. Ellas publicaron su investigación en Animal Político, la cual constata que el gobierno de la CDMX redujo a menos de la mitad el número de escuelas y centros educativos que en su momento habían sido dictaminados como inseguros y clasificados con el semáforo en rojo en el transcurso de estos meses. Recordemos que el semáforo indica el nivel de daños estructurales: el rojo señala que el inmueble presenta daños graves; el color ámbar indica daños parciales, mientras que el verde se ocupa para aquellos que no sufrieron daños o que las composturas a realizar son mínimas.
Preescolar Profra. Carolina Pino Cruz. Según la ingeniera a cargo de la obra, esta escuela no necesitaba muchos trabajos, sin embargo fue marcada para la reconstrucción total.
La reducción fue así: un informe de Aurelio Nuño del 27 de septiembre de 2017 asegura que el número de escuelas con daños graves y que necesitan una reconstrucción total en los estados afectados es de 577, mientras que en un comunicado del 28 de diciembre de 2017, Héctor Gutiérrez de la Garza —director general del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed)—, indicó que se censaron 209 escuelas, entre las cuales 9 correspondían a la Ciudad de México. Estos 9 planteles, según el director del Inifed necesitaban ser demolidos y reconstruídos, la fecha de conclusión de labores estaba programada para junio del año en curso.
No obstante, el avance ha sido mínimo, ninguna de las 9 está cerca de la reconstrucción total y, por si fuera poco, no ha habido transparencia. De acuerdo a una respuesta de las investigadoras a la SEP, se constata que en los 9 sitios no se encuentran «los registros de manifestación de obra o labores de demolición en las delegaciones, donde deben ingresarse»; aunque la SEP y otras instituciones aseguren lo contrario. De hecho, tan sólo una escuela ha sido demolida en todo este tiempo.
Jardín de niños Juan E. Hernández y Dávalos, Tláhuac, Ciudad de México. La escuela no fue demolida, los únicos trabajos realizados fueron aplanar el suelo del patio y el refuerzo de muros agrietados.
Una de las razones principales de la disminución en el número de escuelas es que los DRO —Directores Responsables de Obra—, por cierto, muchos de ellos voluntarios, en los días posteriores al sismo solían realizar su dictamen «de forma conservadora». Es decir, aunque un edificio no tuviera daños estructurales graves, lo marcaban como si los tuviera, con el fin de no cargar con la responsabilidad de una tragedia. Esto mismo se convierte en un gran problema que habla tanto de nuestro miedo cual sociedad a tomar responsabilidad de nuestros actos, como de la falta de preparación y confianza en el trabajo propio.
Secundaria 249 México Tenochtitlán, Iztapalapa, Ciudad de México. Uno de los edificios (der.) está listo para su demolición, mientras que en el resto del plantel sólo se cambiará el suelo del patio (izq.), pintará de nuevo y se levantó una nueva barda (centro).
Dada la postura inicial de los peritos, en revisiones posteriores —cuando el pánico y el miedo inicial del sismo disminuyó—, los dictámenes fueron cambiando. Ahora bien, el carácter de voluntarios de los peritos —que en muchos casos implicó el incumplimiento del Reglamento de Construcciones de la Ciudad de México, puesto que no todos contaban con las certificaciones y credenciales adecuadas—, así como la existencia de dictámenes contradictorios pone en duda la credibilidad del trabajo realizado por el Inifed. Al tiempo que también:
«Puso en evidencia que ni la SEP, ni el INIFED, ni los gobiernos estatales contaban con un protocolo de actuación para revisar las escuelas que habían resultado dañadas».
Primaria Suave Patria, Gustavo A. Madero, Ciudad de México. La escuela ha sido demolida por completo, pero el predio se encuentra solo. El gobierno de Francia ha donado cerca de 1 millón de pesos para su reconstrucción, así como para materiales escolares.
La situación se torna mucho más aciaga en cuanto se toma en consideración la disparidad en los dictámenes —lo cual conlleva la falta de acción y la incertidumbre entre la comunidad de cada centro educativo—; la mala administración del presupuesto —por ejemplo, las aseguradoras que contrató la SEP no tenían dinero suficiente para cubrir todas las pólizas de seguro. Sólo 7 mil escuelas de 20 mil han podido cobrarlas—; la sesgada asignación de los contratos para la reconstrucción, pero por sobre todo, lo más grave, es que aún quedan miles de escuelas sin recibir la atención necesaria. Otro artículo sobre la misma investigación, también publicado en Animal Político constata que:
«Lo que la SEP no ha dicho… es que todavía hay 2916 planteles que no han recibido atención y 86 más que no tienen valoración de daños».
Secundaria técnica 17, Coyoacán, Ciudad de México. Este plantel no contaba con refuerzos desde el temblor del 85, por lo que su reconstrucción tras el 19S era imperativa. El colapso y los trabajos también han afectado a las escuelas colindantes: la Primaria Melchor Ocampo, la Primaria Héroes de Churubusco y el Cetis 2.
Esto es lo más triste de la situación: previo al 19S no existían protocolos adecuados para la labor de dictaminación, tampoco había gente suficiente para cubrir la demanda, ya no sólo de la Ciudad de México, sino también la estatal. Y ahora nos percatamos de que siguen sin existir.
Primaria Erasto Valle Alcaraz, Álvaro Obregón, Ciudad de México. Originalmente la escuela reanudaría clases en octubre, sin embargo fue incluida en el listado de reconstrucción total dado que las escaleras se desprendieron del edificio. Los trabajos consisten en la renovación de mobiliario, pisos, volver a pintar y el reforzamiento de la estructura, además de las escaleras.
En muchos casos, los directores así como maestros y padres de familia, han sido los encargados de movilizarse para buscar el apoyo y los fondos monetarios de las autoridades y de asociaciones civiles. Asimismo, la inconformidad y desconfianza de los dictámenes condujo a los padres a rehusarse a llevar a sus hijos a los planteles. Como en el caso de las fotografías inmediatamente anteriores. La desconfianza llevó a que el dictamen de la Primaria Erasto Valle Alcaraz fuera cambiado en el transcurso de un día. Aunque esta escuela cuenta con fondos del Fonden, de la aseguradora y se les asignó un contrato por 4 millones de pesos para la demolición y reubicación de los alumnos, el plantel no fue demolido y más bien se encuentra en una etapa de restauración, lo cual confunde a los padres de familia y demuestra nuevamente que a veces nuestro gobierno nos vende humo.
Primaria Italia, Cuahutémoc, Ciudad de México. En este caso, la cúpula de la Parroquia Nuestra Señora Reina de los Ángeles se derrumbó sobre cinco salones de la primaria, esto después de que decidieran no apuntalarla. Dado que la parroquia es considerada patrimonio cultural, el INAH no ha permitido el ingreso para la demolición y, por si fuera poco, no cuenta con un dictamen.
El sismo que azotó a México hace un año —comúnmente referido como 19S— demostró la unidad y la valentía del pueblo mexicano, el cual se desplazó de estado a estado o de colonia en colonia en auxilio de sus compatriotas. Sin embargo, como muchas otras cosas en nuestra realidad, ese sentimiento de unidad y solidaridad se ha diluido con el paso del tiempo.
Durante el sismo la respuesta de las autoridades fue tardía y a un año del sismo sigue siendo insuficiente. A pesar de contar con millones de pesos a su disposición –que a su vez son insuficientes dadas las necesidades de los planteles–. tener a miles de estudiantes aún en salones de clases provisionales y con horarios reducidos —algunos sólo acuden 3 días a la semana—. escuelas saturadas de estudiantes. profesores trabajando dobles turnos para poder cubrir la demanda de estudiantes desplazados, y un gran número de padres de familia inconformes y sin la certeza de cuándo volverán sus hijos a la escuela —o si ya lo han hecho, si es segura la escuela a la que acuden o si ha sido valorada—, vemos iniciativas controvertidas como la del Memorial 19S —que, por cierto, su coautor es también responsable del diseño del monumento al desfalco, desvío de recursos y la corrupción en general de nuestro país: la Estela de Luz—, que derrochan dinero, quitan espacios públicos y nos demuestran una vez más que fuera de la temporada electoral, poco le importamos nuestras autoridades.
*La información, citas y fuentes provienen de la investigación realizada por Irene Larraz y Nadia Sanders, para Animal Político con el apoyo de la organización latinoamericana Connectas.
*Los pies de foto cuentan con información de: Mauricio Robles, “Las nueve escuelas de reconstrucción total en la Ciudad de México” en Animal Político.
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