Abres los ojos y observas el áspero contorno del pezón en contraste con el resto del cuerpo. Te envuelves de nuevo por la oscuridad y tu imaginación te lleva a un camino de exploración y admiración por la geografía femenina. La luz vuelve y ahora te centras en el jugueteo de una lengua rosada que combina con el fuerte magenta de unos labios empapados en saliva. Al cerrar de nuevo los ojos, tu mente recrea cada aspecto de la imagen que ha visto, y le permite expandir ese universos hasta donde la imaginación, el erotismo y el morbo lo permitan. No hay dos caminos iguales ni dos historias contadas de la misma manera. Donde tú ves un par de pezones, alguien más encuentra un detonante sexual; la toma de una vagina quizás te parezca sin sentido pero para alguien más refleja la cosificación de la mujer; el cuerpo de una mujer embarazada le parecerá molesto a alguien, mientras que para ti quizá sea una belleza natural. Para ti, ¿qué representan estos detalles femeninos?
Son imágenes que evocan cada uno de los sentidos, capaces de llevarnos a tocar los contornos de los pezones, saborear unos labios carnosos magenta, escuchar el nylon chirriar contra los muslos, ver los largos caminos sanguíneos detrás de la piel e incluso oler el latex y el silicón. El trabajo de Prue Stent es un proceso de experimentación con texturas, olores y tonalidades de rosa para definir la femineidad. Desde su trabajo “Pink”, la joven fotógrafa detalló en las implicaciones y presiones de una mujer a través de retratos surrealistas, juegos con condones, y fluidos femeninos. Con un discurso artístico que va más allá del feminismo, Stent tiene una propuesta que “converge lo familiar y lo extraño. Trastoca lo que ya conoces como bello y lo convierte en algo extraño”. Tras ese primer contacto con la crítica masiva, los comentarios de odio en Instagram y los likes en Facebook, el trabajo de la fotógrafa ha trascendido para realizar una instalación artística que pretende despertar los sentidos.
“Flush”, co-producida por Clare Longley y Honey Long para el Festival Sugar Mountain Festival 2016, es una oportunidad en la que el espectador se acuesta en un colchón de agua para ser invadido por las sensaciones que despiertan las fotografías de Stent. Con un muro pintado en rosa, los detalles de la feminidad resaltan y evocan nuestros sentidos. No vemos tan sólo el acercamiento a un pezón, es la excitación de una mujer que se descubre en una cama con los primeros halos de luz; es la cintura, el sexo y las cadera femeninas cubiertas de nylon para satisfacer una oscura fantasía; los dobleces de una mano que no se cansa de escribir versos feministas; largos caminos azules en contraste con un tono de piel que asemeja a un blanco imposible; y una boca que no calla ante las injusticias pero que también es capaz de dar placer a los lugares más recónditos. Detalles, finalmente, que permiten construir cientos de miles de historias alrededor de la mujer.
Basta una instalación arropada por sábanas rosas en la cama y una ambientación sonora que rapta a los espectadores de una realidad para llevarles a un camino de lucha, resistencia y erotismo femenino. Aunque el trabajo de Stent pueda suscitar críticas por abordar la feminidad a partir de elementos relacionados con la sexualidad.
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