Texto escrito por: Federico Alegría
Existen muchos temas recurrentes en el mundo de las artes: el desamor, la muerte, los sueños, etc. Es la forma en la que se desarrollan estos temas lo que suele variar, abarcando maniobras lúdicas, grotescas o perspectivas que van desde el realismo puro y duro -hiperrealismo- hasta los planos más abstractos de la expresión interna del ser. Hay un tema que se ha tratado poco, o por lo menos se encuentra silencioso entre los temas más populares de las disciplinas que atañen a las artes: la maternidad, y estos son algunos ejemplos de fotógrafas que han desarrollado su trabajo alrededor de esta experiencia.
Sally Mann
Sally Mann ha sido anteriormente mencionada con respecto al tema, pero sigue siendo un ícono al presentar la maternidad en la fotografía. No una maternidad edulcorada como estamos acostumbrados a ver muchas veces, sino una maternidad casi emancipadora que otorga a sus hijos el regalo de la autonomía.
En las fotografías de Mann se aprecia muy bien cómo ella experimenta una alta admiración por sus seres queridos, y los dirige para presentarlos de la manera más honesta que ella los ve. El trabajo agridulce de “Immediate Family” la llevó rápidamente a ser una de las fotógrafas contemporáneas más reconocidas de todos.
El trabajo íntimo de su familia tiene muchísima vitalidad. Y su consumo no es apto para aquellos propensos a dejarse llevar por la moral-bien-pensante, cosa que en su época le generó críticas, polémica y una amplia serie de acusaciones infundadas.
Elina Brotherus
Antes de dedicarse de lleno a la fotografía -y de convertirse en una importante artista-, Elina Brotherus estudió química analítica y se adentra en el mundo de la fotografía desde una perspectiva bastante personal. Aborda el tema de la maternidad desde una perspectiva completamente diferente a todas las fotógrafas que han tratado el tema, pues se centra en la no-maternidad al retratar la infertilidad con ella misma como modelo.
Uno de los aciertos de su trabajo es que no se puede asegurar del todo si las emociones puestas en escena son o no sinceras. Sin importar que exista un engaño o no, sus obras tienen un discurso sumamente complejo que vale la pena apreciar. La serie que se centra más en este tema es la de “Anunciaciones”, en las que la artista muestra una serie de “falsas anunciaciones”, o de falsas alarmas sobre el embarazo.
En palabras de la propia artista, anunciaciones es “una serie de falsas anunciaciones, se trata de esperar a un ángel que nunca aparece. Primero no sabemos si está ahí, porque podría estar escondido detrás de la puerta. Gradualmente se vuelve claro que no viene”. Para ella el ángel es una metáfora ya que no cree en la existencia de estos seres.
Cate Wnek
Llevada a tomarse la fotografía en serio gracias al acto de fotografiar a sus hijos, Cate Wnek es una de las prometedoras fotógrafas que este año Lensculture ha destacado gracias a su discursivo trabajo fotográfico.
A través de la fotografía explora las emociones provocadas por la maternidad, pero especialmente el instinto protector que se despertó en ella tras convertirse en madre. Fue moldeando este proyecto poco a poco, ya que comenzó a tomar fotografías de sus hijos como cualquier madre promedio lo hace.
Elinor Carucci
Cuando Elinor Carucci dio a luz a sus gemelos, descubrió los altibajos que son parte de la experiencia de cada nueva madre. Una fotógrafa conocida, acostumbrada a documentar momentos íntimos, Carucci usó su cámara para lidiar con la vorágine de emociones. Ella siguió a sus bebés a medida que se convirtieron en niños pequeños, luego en niños, con sus propias relaciones complejas. El dramático uso de la luz y la sombra de Carucci, aunado a su habilidad para capturar la libertad con la que los niños se expresan, imprimen a sus imágenes una claridad maravillosa. Conmovedores, sorprendentes, sensuales, alegres e inquebrantables, estas impactantes imágenes transmiten momentos que son a la vez personales y universales.
Sus imágenes no buscan la grandilocuencia, sino la vida común y corriente, cotidiana, y encantadora: la nariz congestionada de alguno de sus hijos, una típica pelea de hermanos, una comida rápida, un abrazo, un insomnio, un cono de helado; todo es digno de ser fotografiado.
Robin Schwartz
Robin Schwartz ha sido ayudada por su hija Amelia en varias ocasiones para crear trabajos documentales muy interesantes. El primero es “Amelia y los animales” de 2002 a 2015, en el que Schwartz documenta una serie de encuentros de Amelia con animales.
En este trabajo exploran juntas ese momento en el que la línea entre las especies (humanos y no-humanos) se diluye, haciéndose cada vez más borrosa y difícil de delimitar. Amelia y Robin juegan entonces a crear un espacio con los animales, no sólo coexisten con los humanos, sino que interactúan como compañeros.
A medida que Amelia fue creciendo, se convirtió no sólo en modelo, también en colaboradora creativa de los conceptos creados por su madre. Más recientemente, han creado juntas “La Canción del Cisne: Amelia y Amigos” entre 2016 y 2018.
LaToya Ruby Frazier
El trabajo de LaToya es una esencia, una exploración del legado del racismo aún muy palpable en Estados Unidos, y también del declive económico que las pequeñas ciudades estadounidenses han sufrido en los últimos años. LaToya trabaja de manera distinta, pues ha creado una propuesta intergeneracional en la que la relación sanguínea es ascendente. El tema en común es la pertenencia, y se ayuda de su madre y de su abuela para documentar las propias luchas e interacciones con la comunidad.
Justine Kurland
Quizá no hay mejor lugar que la carretera para simbolizar la libertad. Posiblemente no era el primer propósito de Justine Kurland el documentar a su hijo, pero las cosas así se dieron, después de todo, no se le puede negar a un fotógrafo capturar con su cámara a las personas que más le importan. Ella se dispuso a vivir en la carretera y, siguiendo el linaje fotográfico de Robert Frank, Stephen Shore y Joel Sternfeld, el trabajo de Kurland, examina la historia de América y la idea del sueño americano yuxtapuesta contra la realidad.
Mientras su hijo crecía ella fue documentando el proceso. Éste aparece a diferentes edades en su trabajo, inmerso entre trenes y paisajes, en la protección de la camioneta en la que viajan o con la mirada perdida de la infancia. La visión de Kurland es, en partes iguales, cruda y romántica, idílica y distópica, y al retratar a Casper esto se acentúa de una manera totalmente icónica.
La fotografía lo cambia todo, y es un hecho social que materializa memoria y fortalece el sentido de pertenencia de la familia. Estas artistas han llevado con el acto de la fotografía un espacio privado a la esfera de lo público, y nos muestran cómo la maternidad ha formado parte importante de sus vidas.
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