El exotismo del sureste asiático que atrae a millones de turistas anualmente alcanza un punto tan trágico como decadente en Ho Chi Minh, al sur de Vietnam. Entre las calles repletas de lámparas chinas, puestos callejeros y un penetrante olor a comida oriental se esconden los callejones que dan hacia las microcasas, estructuras de apenas unos cuantos metros cuadrados donde habitan comerciantes, trabajadores y otras personas que se resisten a abandonar sus propiedades en el centro de la ciudad a pesar del hacinamiento.
Las viviendas más pequeñas son del tamaño de un baño (dos metros cuadrados), espacio apenas suficiente para que entren dos personas acostadas. Durante las noches, la totalidad del espacio en el piso se convierte en la cama, mientras que en las tardes funciona como un sillón donde ver la televisión y también funge como una cocina donde preparar los alimentos para después consumirlos en el mismo sitio.
La falta de espacio es pobremente compensada con techos altos, donde se amontonan repisas de todo tipo que hacen de cocinas, closets, alacenas, vitrinas, tocadores y hasta altares. Los platos de comida se pierden entre cajas de plástico, chanclas y cubetas, un espacio impensado para los amantes del orden.
Aún hay espacio para máquinas de coser, ventiladores, teléfonos y módems para conectarse a Internet. Las fotografías de Than Nguyen para AFP y Getty dan cuenta de la situación cotidiana de los vietnamitas acostumbrados a vivir en casas miniatura, espacios cada vez más comunes ante la imposibilidad de pagar una renta en el país asiático.
–
Conoce más sobre la realidad del sureste asiático a partir de la lente de Riccardo Pareggiani en “11 fotografías sobre la discriminación que viven las mujeres transgénero en Indonesia”. Descubre cómo son tratados los menores de edad en uno de los países más explotados del mundo luego de mirar estas “30 fotografías de los niños esclavos de Bangladesh”.