A partir del siglo XVI, los países europeos más desarrollados se aventuraron a ultramar para alcanzar la supremacía y su dominio económico, así como mejorar las ventajas de comercio entre ellos. Todos los confines de la Tierra alejados del centro de Europa, Asia y el Norte de África fueron concebidos como conquistas en potencia y poco a poco, las naciones europeas sometieron a sangre y fuego a las naciones alejadas del centro del mundo de entonces.
En el siglo XIX, los holandeses que poseían una base naval en Sudáfrica con más de dos siglos de antigüedad comenzaron una cruenta campaña contra las tribus originarias de aquellos sitios. Los afrikaners, de piel blanca y parte de la élite política de los Países Bajos, exterminaron a miles de individuos de las distintas tribus sudafricanas durante siglos, mientras todos los que quedaron en pie fueron sometidos a trabajos forzados, ocupados como esclavos o en el mejor de los casos, como criados.
La guerra con los ingleses por la conquista de Sudáfrica aumentó aún más las tensiones en el territorio disputado. Los británicos, con una idiosincracia liberal pero la misma ambición colonial que los holandeses, lucharon por una legislación que reconociera a los negros como “hombres libres” para emplearlos y aumentar sus ganancias en el Sur del continente.
En 1913, la Black Land Act aprobó el despojo de parte de los afrikaners de las tribus originarias de sus tierras. Para 1948, se estableció la dominación y supremacía neerlandesa sobre los sudafricanos. Los habitantes de raza blanca consiguieron llevar a las leyes las prácticas diarias de racismo, discriminación y explotación. No sólo se trató del inicio de una carrera de odio y resentimiento de una raza hacia otra, sino de toda una política de segregación que dividió a un país por más de ochenta años.
Entre todas las prohibiciones, se configuró como delito sostener relaciones sexuales con los negros, contraer matrimonio con alguien de una raza distinta. La educación otorgada para los negros era deficiente y limitada, mientras que los blancos obtenían grados universitarios y así mantenían su condición de clase. Las leyes también establecían que en caso de ocupar un puesto de trabajo idéntico, un blanco debía ganar más que un negro.
El ambiente recrudeció durante la década de los 50, cuando se prohibió el acceso a los habitantes originarios a distintas zonas de la ciudad dominadas por blancos y la brecha de desigualdad económica entre ambas razas polarizó aún más el conflicto.
La segregación dividió a la ciudad en dos bandos contrapuestos y delimitó los sitios prohibidos para negros. Los transportes públicos, edificios, hospitales, espacios de esparcimiento, trabajos y todo sitio público se separó entre blancos y negros como una estrategia para mantener la supremacía de la minoría blanca neerlandesa (21 %) ante una población mayoritaria y creciente de habitantes originarios (79 %).
El apartheid funcionó como un sistema de exclusión y segregación social a partir de la clase, so pretexto del conflicto racial. Distintos movimientos como el Congreso Nacional Africano, supusieron una resistencia desde las esferas políticas, democráticas o bien, a través de la lucha armada. La victoria de la sociedad negra se reconoció con la oposición, tanto radical como moderada desde ambas trincheras y significó la igualdad de condiciones (al menos en las leyes) para todos quienes nacieron a partir de 1992, pues desapareció la clasificación por razas y con ella, la segregación que dominó al país oficialmente durante 60 años.
A pesar de que el apartheid llegó a su fin a principios de la década de los 90, la discriminación racial bajo una consciencia de clase aún es parte de un discurso que se reproduce y acepta alrededor del mundo. Lo mismo ocurre entre alemanes y turcos, argentinos y bolivianos, sirios y europeos o latinos y estadounidenses. Conoce el proyecto fotográfico detrás de los pandilleros que dejaron el crimen y examina con una mirada crítica lo que hay detrás de los tatuajes e idiosincracia de la comunidad chicana. Si te gusta la fotografía histórica, no dejes de ver las mejores imágenes de la Revolución de Octubre, el movimiento que cambió al mundo sólo para ahogarse bajo su propio peso.