Fotografías eróticas de Helio Beltranio

Ya no era un niño con una cámara en la mano: era un hombre con su amante.

—Hélio Beltrânio

 

En 2016, México alcanzó el primer lugar en un ranking completamente deshonroso: el país donde se registran más asesinatos por homofobia. El “macho” ha sido una figura terriblemente arraigada desde hace cientos de años en este país; apenas un pequeño asomo a la posesión de una preferencia sexual que se establezca fuera de los límites de la heterosexualidad, no es sólo señalada, condenada, sino también es asesinada.

 

Las siguientes fotografías presentan el amor entre amantes del mismo sexo. El erotismo se manifiesta de una manera por completo natural, espontánea. Nos muestran que nada hay de raro en la demostración del amor entre dos —o más— adultos que deciden llevar su vida conforme les dicta el corazón y la piel les grita. Acompañadas de los poemas de Constantino Cavafis, nos regalan una hermosa y potente de lo que ha intentado ser aniquilado durante años:

Jugando con elementos lumínicos y de color, Beltrânio nos presenta historias particulares entre hombres que se aman sin importar cualquier cosa que ocurra a su al rededor.

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Jura

 

Jura una y otra vez que rehará su vida.

Mas al llegar la noche y sus consejos,

Con sus promesas, y sus ofrecimientos;

Al llegar la noche con el poder

Del cuerpo que desea y exige, al mismo

Fatal placer, perdido, se dirige de nuevo.


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Así

En esta fotografía obscena

Vendida ( a escondidas de miradas ) en la calle,

En esta fotografía pornográfica

Cómo puede haber una cara tan

Maravillosa como la tuya.

Quién sabe la vida fatal, sórdida, que harás;

En qué cruel ambiente

Te habrán hecho esta fotografía;

Qué espíritu tan vulgar el tuyo.

Mas pese a todo permanece, aún vive en mí aquella cara

Maravillosa, esa figura

Hecha y ofrecida para el placer griego

Así permaneces para mí y así te canto.


Explorando el blanco y negro, las perspectivas y los puntos de fuga, el fotógrafo revela una sensualidad íntima pero feroz; fuerte y poderosa pero al mismo tiempo sensible.

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Enero de 1904

Al recordar las noches de aquel mes de enero,

En mi mente todo se remueve

Bajo esos instantes, y te encuentro,

Y escucho nuestras últimas palabras y las primeras.

Oh desesperadas noches de aquel enero,

Cuando desaparece la visión y quedo solo.

Cómo desaparecen rápidamente y se disuelven

Árboles, casa, calles, luces ya calladas,

Y en la sombra se borra tu amada belleza.




Diciembre de 1903

Si de mi amor no puedo hablar

Hablar de tus cabellos, de tus labios, de tus ojos,

Sin embargo tu rostro que llevo dentro de mi alma,

El sonido de tu voz en mi cabeza,

Los días de setiembre en que desperté de mi sueño,

Hechos uno con mis palabras, están y dan color

A cada tema que afronto o a cada idea que expreso.

 



Besos, lengua, caricias, apretujones; figuras de un amor violento y sin límites que se presenta en el encuentro de dos cuerpos del mismo sexo y el mismo instinto.

En la entrada del café

Mi atención fue atraída por algo dicho

En la entrada del café.

Y vi aquel hermoso cuerpo como hecho

Por Eros con su larga experiencia

Modelada con alegría la simetría de sus miembros;

Alzando su presencia como una escultura;

Modelada la cara con emoción

A la que impartiera con el toque de sus dedos,

La pasión en su frente, y en los ojos, y en los labios.


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En el teatro

Me aburría contemplar la escena,

Y alcé los ojos hacia los palcos.

Y en uno de ellos te vi

Con aquella extraña belleza tuya,

Tu corrompida juventud.

Volvió a mi mente cuanto había oído

Hablar de ti,

Y mi pensamiento y mi cuerpo se conmovieron.

Y mientras una y otra vez contemplaba fascinado

Esa frágil belleza, tu frágil juventud,

La buscaba a través de tu ropa,

Te imaginaba y te idealizaba,

Lleno de cuanto había oído contar de ti.

 


Estas instantáneas buscan redefinir las masculinidad desde un enfoque estético son prejuicios ni normas: simplemente está ahí expuesto de manera natural.

 

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En la escalera

 

Bajando por aquella escalera,

Junto a la puerta nos cruzamos, y por un instante

Vi tu cara desconocida y tú me viste.

Yo me oculté en las sombras, y

Pasaste rápido, alejándote,

Y te perdiste en aquella casa vulgar

Donde no encontrarías el placer, como tampoco

Yo habría de hallarlo.

Y sin embargo el amor que deseabas yo lo tenía para dártelo;

El amor que yo deseaba, tus ojos me lo ofrecían

Con su ambigüedad y abandono.

Se sentían los cuerpos y se buscaban;

La sangre y la piel comprendían.

Pero turbados los dos nos escondíamos.


La espalda venada

Dijo haberse golpeado contra un muro o haberse caído.

Pero otra quizás fuera la razón

De su espalda herida y vendada.

 

Al hacer un gesto demasiado brusco,

Para intentar coger de un mueble

Unas fotografías que quería ver de cerca,

La venda se movió y brotó un poco de sangre.

 

Le vendé de nuevo la espalda,

Lo hice con todo cuidado, muy despacio,

Y contemplé encantado aquella sangre. Porque esa

Sangre era algo de mi amor.

 

Cuando se fue, sobre una silla encontré

Un jirón enrojecido de la venda,

Un jirón que parecía como si fuese a sangrar;

Y lo llevé a mis labios,

Y lo guardé muchas horas

sangre del amor en mis labios.


Al advertir el amor

Al advertir un bello amor te sientes palpitar y temblar

Como hombre sensible. Y, feliz,

Recuerdas cuanto plasmó tu fantasía: las primeras

Sensaciones; luego las demás – mínimas o no –

Que en tu vida pasaste y borraste,

Mas tan verdaderas y palpables.

De tales amores nunca te has privado.

Amantes como cualquier otro, pieles que palpitan a un mismo ritmo; a veces acelerado, a veces lento, pero siempre continuo.

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Y sobre aquellos lechos me abandonaba y era feliz

 

Al entrar en la casa de placer

No permanecí en la sala donde celebraban

Los desconocidos amantes su gozo.

Otra habitación secreta era la mía

Y en su lecho me abandonaba feliz.

 

Oh aquella habitación secreta

Cuya sola mención hace avergonzarse.

Mas no soy yo quien se avergüenza

¿qué clase de poeta o artista sería?

Mejor entonces haber elegido una vida ascética.

Más acordes, mucho más acordes con mi poesía son estos lugares;

Más me alegra este regocijo promiscuo.

 



Visibilizar lo oculto, dar voz a quienes han pretendido ser aniquilados; la fotografía cumple un papel esencial en el descubrimiento de identidades que han sido marginadas desde siempre.

En realidad, el trabajo de este fotógrafo brasileño no dista de cualquier serie de fotografía erótica heterosexual, si llega a escandalizar, lo será por la cantidad de prejuicios de los ojos de quien las mira.

Conoce más del trabajo de Hélio Beltrânio visitando su página oficial y síguelo en Instagram para que no te pierdas ninguna novedad.

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Si quiere saber más sobre fotografía, descubre esta serie para aprender a disfrutar el placer una pareja que practica bondage y mira estas otras fotografías históricas de cómo se vive la pobreza en América Latina.

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