Las primeras manifestaciones artísticas de las que se tiene registro datan desde la Edad de Piedra hasta la Edad de los Metales, periodos en los que el desnudo del cuerpo humano apareció por primera vez y se relacionaba con el culto a la fertilidad. Una muestra de ello son las “Venus de Willendorf”: Lespuge, Mento y Laussel. Figuras de barro con grandes pechos y prominentes caderas.En el caso masculino la historia no es muy diferente. La representación del falo (casi siempre erecto), ha sido símbolo de fertilidad en diferentes culturas. Las pinturas rupestres, por ejemplo, cuentan con representaciones humanas en las que es posible apreciar los órganos sexuales masculinos y femeninos como muestra de un interés prominente en la especie. El transcurso de los años ha moldeado la forma en que el cuerpo humano es representado, así como la percepción que se tiene de él, pero siempre hemos guardado un poco de esa perspectiva intrigante hacia el sexo.Con la aparición de la fotografía, el cuerpo humano sufrió una nueva transformación: el retrato de sus formas replanteó la manera de contemplarlo. Félix-Jacques Moulin, Oscar Gustav Rejlander o Eadweard Muybridge fueron pioneros en el retrato del desnudo fotográfico hacia finales del siglo XIX, pero no fue hasta comienzos del siglo XX que la fotografía pasó a ser un medio de experimentación artística.Con la herencia de esa tradición, impregnada de inconformidad técnica y una búsqueda expresiva, el fotógrafo francés David Bellemere (París, 1972), revolucionó la fotografía para añadir al desnudo femenino un toque de elegancia y erotismo inexistente hasta su aparición. Un estilo fotográfico presente en las siguientes imágenes.
Bellemere descubrió su amor por la fotografía mientras era estudiante. Su talento, característico desde una edad muy temprana, lo llevó a colaborar como fotógrafo de distintas publicaciones con tan sólo 20 años. Al concluir sus estudios, decidió embarcarse en una aventura para enriquecer su labor fotográfica y durante 2 años recorrió el continente asiático, además de visitar todos aquellos sitios que consideró importantes.
Las fotografías de Bellemere se distinguen por el uso que hace el artista de la luz natural, la arquitectura, así como la complicidad entre la sensualidad femenina y la moda. Dos universos entrelazados a través de sus imágenes. Todo esto con el objetivo de producir retratos eróticos llenas de gracia y simpatía.
Actualmente, Bellemere es considerado como uno de los mejores fotógrafos de moda del siglo XXI, así como un reformador conceptual de la imagen. Su trabajo es reconocido por la iluminación, el uso de una luz única que detalla los bordes, las sombras y los espacios en los cuerpos de las modelos que retratas, además de los colores y la composición minuciosa que, en sus propias palabras, celebra la belleza del cuerpo femenino.
No cabe duda que la industria fotográfica amplía sus horizontes. Las imágenes de David Bellemere apuestan por la conjugación de elementos naturales y recreados, para lograr un trabajo fotográfico más allá de los cánones de belleza. Su mérito reside en la búsqueda que el artista se exige porque la técnica y la tecnología permiten, cada vez más, la expresión del cuerpo humano como un paisaje vivo; no sólo como un objeto inanimado.
David Bellemere ha colaborado con diversas publicaciones. Playboy, TwinMagazine y Muses son algunas de las revistas que han servido como aparador y plataforma de sus retratos. Actualmente, Bellemere ha incursionado en la fotografía de moda, así como en la industria del retrato conceptual. La calidad de su trabajo le ha valido el reconocimiento internacional de millones de fanáticos y seguidores en sus redes sociales.
Para Bellemere, la belleza radica en la geografía del cuerpo femenino. Los sitios que roza la luz y que revelan las sombras; el exacto juego de formas y figuras delatadas en silencio por una fotografía.
La anatomía femenina es un cúmulo de tonalidades a juego con la luz del sol. La lente de David Bellemere es exacta al capturar el misticismo de la mujer, pero no pretende la perfección. Su encanto radica en el hecho de desnudar no sólo el cuerpo, sino también el encanto de una imagen antes de mostrarse. El cuerpo humano es la excusa de Bellemere; un fundamento romántico con una mezcla de inspiración y fragancia que sólo conocen los osados. Para conocer más de su trabajo, visita su Instagram oficial.