“En algún lugar del alma se extienden los desiertos de la pérdida,
del dolor fermentado; oscuros páramos agazapados tras los parajes de los días”.
Sealtiel Alatriste
Muchas veces, incluso sin saberlo -o sabiéndolo muy bien- nos encantaría desaparecer, ser parte de la nada, descubrirnos siendo sin ser lo que somos; hemos soñado con desdibujar el rostro que se llena de lunares, lugares, historias y detalles que nos cuentan, recuerdan y salpican todo lo que somos: en el ayer, en el ahora… y siempre.
A través del infinito, el fotógrafo Noé Sendas evoca la posibilidad de concebir lo que los ojos no observan; sus construcciones teóricas se transmiten a través de su principal material: el cuerpo, aunque éste carezca de una identidad.
Lo que más potencializa su obra es el discurso en sus métodos de exposición, donde la principal propiedad es la exploración de la pérdida.
sus fotografías nos lleva a un mundo a través de su enfoque, el que nos invita a no tener miedo de experimentar e ir más allá de lo conocido. Con su fotografía nos traslada a un mundo surrealista donde todo se convierte en misterio; la estética de las figuras que son capturadas, ocultas entre espejos, muebles, moldes geométricos o cabello, adquieren otra perspectiva gracias a su discurso.
Noé Sendas nació en Bruselas pero radica y trabaja en Berlín. Su proceso creativo se presenta en la escena del arte a finales de los noventa.
La confección que hace de la intriga con la que reviste a cada una de las modelos llama la atención por tener la función primaria de hacer que se pierda el significado de lo normal.
La mayoría de sus fotografías son en blanco y negro; nos permite conocer al otro sin la necesidad de tener un rostro como signo de estereotipo. A través de referentes podemos evocar la pérdida de algo y esto hace que su trabajo obtenga el impacto deseado.
Bajo la idea de comunidad, adquirimos un sentido social basados en la experiencia propia y explorando en la personalidad de otros.
El trabajo de Noé nos lleva a pensar y estudiar cada una de las variantes que se representan en nuestro círculo social, asimilado y ejemplificado por la carencia de una identidad dentro de su trabajo, ya que cada uno, con la experiencia vivida, podrá otorgarle el rostro que mejor le agrade.
Sus esculturas, collages, videos y fotografías llevan la esencia de otros creadores como inspiración; referentes que se encuentran explícitos e implícitos en su obra artística, esta esencia guarda relación con el campo literario, cinematográfico y musical.
Podríamos pensar y reflexionar qué tipo de rostro es el que utilizamos todos los días; el arte, en este caso la fotografía de Noé Sendas, llama a ello, al cuestionamiento de nosotros mismos; dicen que cada línea en nuestro rostro significa algo y tiene un valor, trata de la vida que hemos llevado, pero también la ausencia de risa, de llanto, de frustración -peor aún, la falta de identidad a partir de ella- es aún más notorio y preocupante. Puede que justo esa ausencia de todo sea parte de la identidad…
Las pérdidas, ausencia y dolores del alma son parte de la vida, pero no podemos permitir que todo eso nuble nuestra existencia, aunque la memoria a veces no juegue malas tretas y nos recuerde todo aquello que deseamos olvidar.