Texto por: Karla Ortega
Desde su concepción, la cámara fotográfica ha sido pieza indispensable en la documentación histórica de la humanidad, y sin duda es un instrumento que revolucionó al mundo. El lenguaje visual es algo cotidiano; la fotografía está en todos lados. Por ello, resulta una tarea notable conocer más de la comunicación visual.
Ubiquémonos un par de décadas atrás, cuando la mayoría de familias guardaban un álbum fotográfico y las imágenes especiales colgaban en las paredes de las casas. Era todo un ritual ver las fotografías en compañía de la familia y amigos, sorprenderse de lo rápido que pasa el tiempo; había carcajadas y una que otra lágrima se asomaba de vez en cuando como símbolo del fiel recuerdo a esas imágenes. Aquellas fotos eran parte de la herencia familiar.
De cara a nuestra época, la foto juega un papel significativo en la vida cotidiana. Aquel ritual en el que nos descubrimos y exploramos nuestra historia ha mutado, como todo últimamente, a su versión digital. Hablar de sí mismo con imágenes instantáneas es común, tanto, que la palabra selfie (autorretrato) fue incluida en el Diccionario Oxford en 2013. El poder de tomar una fotografía se ha democratizado a través de la tecnología.
Mientras aquellas fotos viejas permanecen en el baúl de los recuerdos, miles más circulan frente a nuestros ojos diariamente. Tenemos el poder de fotografiar todo aquello que vemos, basta con pulsar un botón de algún dispositivo móvil. El proceso de revelado, ese procedimiento artesanal que involucraba conocimientos de química, física y por supuesto técnicos, se redujo al uso de una aplicación digital, un par de filtros preestablecidos y en un segundo más la fotografía es compartida en una red mundial.
Tal parece que es necesario replantear nuestra relación con la fotografía; está claro que debemos aprender a leer palabras, pero también es importante aprender a leer imágenes ya que interactuamos con ellas todo el tiempo.
Casa Coyoacán es uno de los proyectos de la Fundación Pedro Meyer que plantea desafiar lo que tradicionalmente se hace en la fotografía, así como contribuir a la educación; dar a entender que la imagen es un lenguaje y éste necesita de un aprendizaje.
Desde 2009, bajo la dirección de Pedro Meyer, pionero de la fotografía digital, Casa Coyoacán representa ese puente entre lo digital y lo análogo, un espacio donde convergen distintas visiones fotográficas, un vínculo entre artistas emergentes y consagrados.
Te invitamos a compartir tu álbum fotográfico, a que nos sentemos en la sala de Casa Coyoacán, en familia, a ver fotografías; a reinventarnos a través de la imagen y descifremos juntos el lenguaje visual que hoy impera.