La mediocridad es una enfermedad que se extiende por todos los estratos de la vida. Primero atacó la voluntad del espíritu, después los sueños y en las últimas décadas al amor. Hoy las personas se unen sin comprometer cuerpo y mente; se besan sin sentir el revoloteo de las mariposas y dicen te amo cuando lo único que padecen es una necesidad vulgar de compañía. ¿Cómo solucionar este mal? Cortázar tiene una excelente frase: “Sólo hay un medio de matar a los monstruos; aceptarlos”. ¿Qué debemos aceptar del nuevo amor que se experimenta?
Diría Chet Baker que las personas se enamoran demasiado fácil, rápido e intensamente como para que el amor dure. Después de sufrir tantos engaños en el pasado, es una contradicción que el corazón aún no esté educado para actuar de manera inteligente. Amamos y perdemos, ésa es la ley de la vida, y aunque nos duela más de lo que disfrutamos, lo seguiremos haciendo hasta que nuestro cuerpo tenga fuerzas para moverse porque al final de la existencia nadie quiere morirse solo. Sí, morirse en soledad, el problema del amor mediocre.
Erich Fromm ya había predicho que el amor se convertiría en una negociación más en la sociedad. Hoy todo es ofertar, vender y comprar, incluso el amor. Las redes sociales son una variante más de esta nueva lógica del amor. Cuando las personas gastan varias horas de su día en retratarse de una manera perfecta, en obtener una selfie soberbia, están reafirmando su lugar en el mercado del amor. Las fotos de perfil son las imágenes que atraerán, encantarán o hipnotizarán a los ofertadores.
Cuando se recibe un like o una solicitud de amistad es porque el objeto brilloso en el que se convirtió la persona acaparó la atención satisfactoriamente. Todo lo que no se puede retratar en una imagen, como los intereses, pensamientos, anhelos o valores, queda totalmente descartado en el cortejo virtual porque esos factores no venden en el mercado. La imagen es inmediata y digerible, confirmando lo fácil, rápido e intenso del amor, como lo dijo Baker.
En épocas recientes el filósofo Byung Chul Han retoma la postura de Fromm y la actualiza ante un mundo ilimitado. Las mercancías ya no sólo se venden en tiendas físicas sino en plataformas virtuales así que las posibilidades de encontrar un mejor producto se vuelven casi infinitas. En su libro “La agonía del eros” inicia proclama el final del amor: “Se piensa que hoy el amor perece por la ilimitada libertad de elección, por las numerosas opciones y la coacción de lo óptimo y que, en un mundo de posibilidades ilimitadas, no es posible el amor”.
Las personas ya no se comprometen porque piensan que siempre hay una mejor opción. Dicen “es bonita o guapo pero seguro hay algo mejor, sólo basta surcar en la red por un rato y saldrá una foto aún más atractiva”. El problema es que todo el mundo está montado en la web y se convierte en una tarea imposible conocer todo lo que hay disponible. Así se gastan la vida actualizando la página de amigos sugeridos y el tiempo se les escapa de las manos como un hilito de agua.
Éste es el gran monstruo que está enfriando el amor y erosiona todas las relaciones personales. Ya que fue identificado es momento de contrarrestar el mal de una manera lúdica y sencilla. ¿Qué observas en las imágenes? ¿Acaso ves a seres que caminan en direcciones opuestas, que sólo están disfrutando de un placer pasajero y después se separan al amanecer? El proyecto “Lovers” de la fotógrafa Magdalena Wosinska muestra justamente lo que se tiene que hacer para no fracasar en el amor.
Si el amor está convirtiéndose en una mercancía lo correcto sería hacer la oferta más grande, una que no pudiera ser negada ni rechazada. Hay que pagar por un amor con la misma vida. Claro que previamente debe existir un contrato donde la otra persona esté dispuesta a pagar de la misma manera. Así sólo existirán escapadas en el ocaso por una playa nudista, una vista panorámica de la ciudad que vio crecer a un amor, el abrazo matutino después de gritar hasta el cansancio durante toda la noche y la mirada de ser que te ama sobre todas las cosas y nunca va a soltarte.
::
¿Te gusta el amor? Piérdete aún más en el mar del aletargamiento infinito y olvídate de todo pensamiento con los artículos: “Fotografías que demuestran que el amor sí existe” y “Fotografías que muestran lo que es retratar el amor”.