ADVERTENCIA: Si te ofenden los términos raciales, ni siquiera intentes leer este artículo.
¿Cómo formar una identidad propia en un mundo lleno de prejuicios?
En el imaginario colectivo de todo el mundo existe una visión fija acerca de los habitantes de cada región del planeta; de esta manera nació el estereotipo del mexicano flojo y con sombrero acostado, seguramente ebrio, al pie de un cactus; también está el del estadounidense gordo, rubio y con aires de superioridad. Todas estas imágenes preconcebidas en la mente de las personas han puesto un paño sobre nuestros ojos, impidiéndonos apreciar la diversidad cultural que existe en cada rincón de la Tierra.
De todas las imágenes preconcebidas que invaden a la sociedad, quizá la más enraizada sea la que ha perseguido a la raza negra desde hace al menos 30 años. A través de música, películas y series de televisión nos hemos formado una imagen del negro vestido siempre como un cantante de rap, a veces delincuente y otras veces sólo dotado con un carácter fuerte; en cualquier caso, este prejuicio hace que de alguna forma, los trabajos a favor de la negritud* como el poemario “Cuaderno de un retorno al país natal” de Aimé Césaire queden parcialmente reducidos a un discurso pobremente dotado de sentido.
No obstante, si tomamos en cuenta una de las ideas fundamentales de la negritud donde quien olvida su pasado está destinado a repetirlo, podríamos considerar algunos de los elementos que conforman dicha imagen como símbolos de identidad; es decir, abrazarlos en lugar de repudiarlos, ya que dentro de ese rechazo queda implícito un rechazo más hacia una parte importante de la reivindicación negra; aquella en la que a pesar de los problemas raciales y económicos, el pueblo afroamericano, sobretodo, pudo salir adelante.
Tal y como ocurrió con el peinado afro, los du-rags y las sudaderas XL pronto podrían formar parte del catálogo de marcas de identidad y orgullo; al menos esa es una de las propuestas ideológicas detrás de las fotografías de John Edmonds, quien combinado con una estética queer crea una reflexión acerca de lo negro no sólo visto desde un ángulo social sino que también se enfoca en quebrar la idea que el mundo tiene acerca del cuerpo africano desde hace ya varios siglos, prácticamente desde el siglo XVI, en el que arribaron a América enormes cantidades de esclavos provenientes de todas partes de África.
Edmonds se enfoca en mostrar el cuerpo como una unidad absoluta y no un conjunto de partes que puedan separarse para ser fetichizados, centrándose especialmente en el pene al que comúnmente se le atribuye un tamaño superior al de un hombre blanco promedio, por decirlo de alguna manera. Para desarrollar esta idea, el fotógrafo, inspirado en el trabajo de Robert Mapplethorpe, realizó su serie “Man in polyester” donde retrató a un individuo soltando su bragueta, insinuado que en algún momento su pene quedaría al descubierto.
Al dividir una sola fotografía en 16 partes, el artista nos habla de esa fragmentación a la que se enfrenta el cuerpo africanizado, cuya sensualidad, justo como ya se ha mencionado, no puede ser percibida completamente sino que se aprecia desde un solo elemento. La serie también constituye un modo de manifestarse en contra de este continuo romper de los cuerpos, mostrándonos la imposibilidad de apreciar un cuerpo dividido.
Con respecto a las nuevas marcas de identidad, más que en las sudaderas con capucha que predominan en su serie “Chameleon”, Edmonds se centra en el du-rag como un elemento que adornan la cabeza tanto de hombres como mujeres; prácticamente este paño se ha convertido en un símbolo que representa el cuerpo negro sin ninguna distinción. El fotógrafo explica que, aunque se dejó de utilizar por un tiempo, esta prenda está regresando a formar parte de una identidad que poco a poco se refuerza aún más.
De esta manera, el trabajo de John Edmonds retoma los elementos que conforman un prejuicio gigante y los convierte, a través de un giro de significado, en símbolos de identidad capaces de reivindicar la figura negra no sólo desde un enfoque ideológico sino desde un punto en el que confluyen las ideas y la corporalidad de aquellos que, aún en pleno siglo XXI, buscan una manera de dignificar completamente su lugar en una sociedad que se empeña en catalogarlos bajo una imagen preestablecida.
*Concepto utilizado con acepción hacia la reivindicación y orgullo racial.
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