¿Hacia dónde miramos cuándo estamos frágiles? ¿Qué ocultamos de nuestra fragilidad? ¿Qué es lo más frágil del cuerpo humano? Éstas y muchas preguntas nos llegan cuando miramos las fotografías de María Svarbova (Eslovaquia, 1988) que enfocándose en el minimalismo y la pureza ha logrado un sello distintivo en la escena contemporánea del arte fotográfico.
God´s Mirror
El espejo de Dios, el espejo de la creación, el espejo del origen. ¿Hace cuánto nacimos? ¿Cuándo comprendimos el sentido de la existencia? ¿Cuándo comprendimos que cuerpo es lo único que somos? “God’s Mirror” reta nuestro intelecto y nuestra emoción para plantearnos estas preguntas. Nos responde con el cuerpo y el surrealismo, con su arte.
¿Qué es lo que se resisten a ver estos cuerpos? ¿Qué es lo que están por ver? ¿Qué es lo que evitan ver?
Cuerpos blancos. Cuerpos delineados casi como una pintura. Un cielo grisáceo sobre el que gravitan los cuerpos en un movimiento congelado, a veces, literalmente, amarrados por cordones umbilicales que flotan. No será fácil liberarse de los cordones. Sólo así los cuerpos se sienten seguros en medio del vacío. ¿Podremos volar libres algún día?
Los cuerpos se desdoblan. Se duplican idénticamente. La dualidad humana inherente a nuestra naturaleza y a la otredad como sentido de reconocimiento. Dos lados imposibles de ser separados. Dos maneras de mostrarnos y de reflejarnos, dos maneras de vernos y dos maneras de aceptarnos.
La fragilidad humana se convierte en la única posibilidad de reconstrucción cuando todo se nos ha roto.
Cuerpos contraídos en posición fetal, abrazados a sí mismos con los ojos cerrados o cubiertos con las manos. Durmiendo o deslumbrándose por algo que está por suceder: su renacimiento, su reconcepción o su regeneración.
Forgotten
“Cuando una persona es olvidada, él o ella se convierten en otra capa y la capa se convierte en parte de lo que nos rodea”.- Mária Svarbová
Cuando somos olvidados o cuando olvidamos, nos convertimos en los recuerdos de aquellos lugares de donde surgieron o donde pretendimos imaginarlos. Svarbová utiliza elementos orgánicos y los integra a la corporeidad humana. La síntesis es positiva; somos materia orgánica, nada más perfecto que ser de esta tierra.
Cuerpos enterrados en la fragilidad que predice un desastre en caso de exhumación. Luces que enfrían los cuerpos, los rostros extasiados o ensimismados. El agua que los hace flotar y permanecer en una vida coagulada.
Los cuerpos se integran con su espacio, la propia naturaleza que los acalla, que los deforma, que los descompone. Hay un abrazo de protección… o de vergüenza. ¿Cómo regresan a la vida?
Las miradas a punto de ser se cristalizan hasta quedar inmovilizadas como un fósil capaz de contar nuestro pasado. Fósiles imposibles de desaparecer porque la naturaleza -nuestra naturaleza- se encarga de petrificar los recuerdos, el olvido y el pasado.
La foto de Svarbová, entre sombras, luces pálidas y sentidos rostros, nos regresa a nuestra corporeidad a la vez apagada, indiferente y apasionada. Somos como la tierra, como varas de madera, como espinas, como insectos, como arena, como agua.
Cuando caminemos entre los lugares más idílicos podremos reconocer todo lo que hemos querido olvidar. Podremos pisar el tiempo, remover el agua y abrazar el olvido. La naturaleza se encarga de que nos reencontremos con el olvido; lo fósiles de nuestro pasado.
Mária Svarbová con sus series “God’s mirror” y “Forgotten” nos trae de nuevo a nuestra esencia más material. A través del surrealismo y de la sutileza -y con los ojos cerrados- nos hace gravitar en nuestra fragilidad y en nuestra soledad.
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Fuente: mariasvarbova.com
