“El corazón es un músculo capaz de albergar un sentimiento cadente de género” La insignificante diferencia es aquella línea transversal que se encuentra dividida entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo tolerable y lo intolerable, entre lo normal y lo anormal, entre la razón y la locura… donde una etiqueta sirve para definir el amor.
La fotógrafa mexicana Paulina Zanatta, en su serie fotográfica titulada “La insignificante diferencia” busca concientizar a una sociedad enferma de prejuicios, demostrando que el amor va más allá de un género sexual o de un estándar social donde para algunos el amor es exclusivo de la heterosexualidad. El proyecto ocurre en pleno siglo XXI, donde la homofobia aún alcanza estándares vergonzosos de intolerancia humana. Esta serie trata de mostrar a base de fotografías el cambio de perspectiva, partiendo desde la base de un mínimo detalle, concientizando la manera en la que se ve la comunidad homosexual y cómo esta misma diferencia trasladada al pensamiento arcaico, puede hacer crecer la tolerancia que la comunidad merece por derecho propio.”No soy poeta ni soy budista; solo robo historias y las cuento en acartonadas palabras. Esta es su historia, es de ellos, de ustedes y de todos”:
Él se enamoró de él por su simple y única manera de ser: “Siempre está sonriendo, hasta cuando se despierta por la mañana. Es la persona más cariñosa y amable que conozco”Él, se enamoró de él por su enorme y mágico corazón: “Es un ser entregado e inmensamente noble. Es la mejor persona que se ha cruzado por mi vida”Su amor fue simple y sin complicaciones, miraron su alma más allá de su mirada, como cualquier pareja enamorada. Con la diferencia de que ellos aprendieron a construir un muro utópico de amor… un injusto muro de amor.
Lo hicieron en esta sociedad sedienta de materialismo y falsedad donde “diferente” se convirtió en “anormal”; donde es más fácil apoyar una guerra por ambición, que apoyar una guerra por amor; donde el amor se convirtió en un sentimiento exclusivo de aquellos que lo hacen bajo las normas de la sociedad y donde el amor amargo es más común que el amor dulce.Esta serie fotográfica está protagonizada por el amor, por su amor, porque Rodrigo Manzano y Rodrigo Florêncio Da Silva no son más que una de tantas parejas que construyen su amor alejados de los besos escondidos, de los ecos de un “te amo” entre cuatro paredes, donde esconder el amor no está en su andar del día a día. Porque en este mundo tan mal hecho, cualquier pequeña semilla sembrada en el surco del amor, es digna de inmortalizar.
Gracias por dejarme mostrarla desde las profundidades de su fortificado buque de amor.
“La existencia de la palabra homosexual, gay, lesbiana, bisexual y todas y cada una de las etiquetas impuestas por una sociedad de simios subdesarrollados, no es más que el claro ejemplo de aquella estupidez evolutiva a la que Einstein tanto le temía”
Paulina Zanatta.
