Cuando Alemania expandió su territorio durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas del eje, compuestas por Japón, Alemania e Italia, comenzaron a dominar más terreno europeo. Durante 1940 y 1944, las fuerzas del eje en la Segunda Guerra Mundial ocuparon Francia. Como resultado, el Gabinete de este país buscó calmar las hostilidades con un armisticio que se firmó el 22 de junio de 1940 en Compiège. El Norte y el Oeste de Francia fueron ocupados por el ejército alemán Wehrmacht. La otra parte del país estaba gobernado por el gobierno francés que se ubicaba en Vichy.
Italia también intervino en la invasión en Francia, el 10 de junio de 1940 el Reino de Italia entró y ocupó Niza, una parte de los Alpes Marítimos, Saboya y Alta Saboya hasta 1942, más tarde continuó con Córcega y la mayoría del territorio al Este de Ródano hasta 1943, cuando Italia se rindió. Sin embargo, Francia aún no era independiente, los alemanes ocuparon estas zonas hasta la liberación francesa a manos de los aliados en la Operación Dragoon.
Las fotografías a color de André Zucca, muestran la vida parisina durante la ocupación nazi. Una vida bastante apacible que parecía no mostrar ningún tipo de conflictos bélicos, problemas de pánico o miedo y una sociedad que aceptaba bastante bien la ocupación. André Zucca fungió como un fotógrafo propagandista, puesto que, aunque no estaba a favor del régimen nazi, los acompañó durante sus conquistas y los ayudó a hacer que el control general aumentara con sus imágenes. Zucca no era nazi, como escribe Ian Baruma en The New York review, pero tampoco sentía hostilidad por aquellos que ocupaban las calles de París y otros países. ¿Qué tan normal y común eran los soldados alemanes en territorio ocupado? A la vista de Zucca, bastante normal.
Cada fotografía enfatiza cómo los parisinos se sorprendían con la ocupación alemana, pero de manera positiva, todos los soldados se comportaban de manera civilizada. Lo que queda fuera de sus retratos es lo no dicho pero lo importante para exaltar al gobierno alemán queda retratado en cada imagen.
Las fotografías a color estaban reservadas para la guerra en esos momentos, las escenas de las calles de París se muestran con normalidad, como si fueran fotos cotidianas pero sabemos que no es así, que esconden algo. Una oleada de violencia por la que todas las personas vivían con sigilo y precaución; sin mostrar un atisbo de independencia y pensamiento liberal, siempre al margen del ejército, cuidando cada palabra y cada acción, sin acelerar el corazón cuando un soldado se acercaba, sin voltear a ver a los judíos cuando cruzaban la calle, en total hermetismo para cuidar las apariencias.
Este fotógrafo vivía interesado en continuar con su vida de manera normal, como antes de la guerra: publicando fotografías de las mejores revistas del mundo, con el glamour de siempre, pero esas revistas en la ocupación alemana eran aquellas que estaban hechas de propaganda nazi, las únicas que tenían los recursos suficientes para invertir cuánto fuera con el único objetivo de convencer a los demás y desmitificar el lado violento y bélico del ejército.
Nacido en 1897, Zucca ya era un fotógrafo reconocido durante la ocupación. Cubrió los hechos bélicos más importantes pero después de la liberación, fue arrestado, por participar con los nazis y convertirse en un traidor para el gobierno francés, pero como no se le pudieron levantar cargos, lo liberaron. Aun así, conforme pasaron los años, sus empleos fueron bastante mediocres; pasó el resto de su carrera como un fotógrafo de bodas y retratos en una pequeña ciudad al Oeste de París y murió en 1973.
Las fotografías fueron restauradas y expuestas gracias al Comité d’histoire de la Ville de París en un esfuerzo por mostrarlas a pesar de la controversia y polémica que las rodeaba. El fotógrafo nacido en París en 1897, trabajó tanto en Francia como en el extranjero, cubrió la batalla del invierno entre Rusia y Suecia entre 1939 y 1940.
Tal vez las personas no decían aquello que sentían, ni mostraban el malestar de vivir rodeados por un pueblo que no era el suyo, pero los osos sí, este oso polar del zoológico de Vincennes parece disgustado con los alemanes. Su cabeza yace en una roca mientras los soldados lo observan, los vemos de espaldas, con su uniforme y su cuello rosado. Probablemente Zucca no lo hizo a propósito pero mirar el oso atrapado, exhausto, sin esperanzas, con desdén, es un símbolo del sentimiento general de los franceses.
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