En la historia existen tanto momentos como imágenes inmortales que trascienden el tiempo y las costumbres. A lo largo de los años estas imágenes van formando parte del imaginario cultural, sin embargo, siempre hay imágenes más destacadas que otras. Por distintas razones, existen fotografías que resaltan por su complejidad, tino o contexto en el que fueron tomadas, elevando así su valor monetario e intrínseco. De este modo estas fotografías se convierten en iconos de la historia fotográfica global.
Este es el caso de fotografías como Rhein II de Andreas Gursky, o Tianammen de Stuart Franklin, o la famosísima Nessie de Marmaduke Whetherell, que creó toda una controversia alrededor del Monstruo del Lago Ness. Los fotógrafos han capturado imágenes inmortales que seguramente hemos visto aunque sea una vez y por ello han saltado a la fama. Sin embargo, existen muchos otros fotógrafos que no siempre tienen encargos o proyectos en los cuales trabajar y por ello enfocan su tiempo en pequeñas iniciativas para fomentar la creatividad y encontrar herramientas que les permitan lograr que las ideas fluyan.
Tal es el caso de Jojakim Cortis y Adrian Sonderegger quienes normalmente permanecen enfocados en trabajos con revistas y publicidad. Jojakim nació en Aquisgrán, Alemania, pero vive en Zurich desde 2001, y antes de eso trabajó con grandes fotógrafos en ciudades como Nueva York para después estudiar fotografía en HGKZ (Colegio de Arte y Diseño de Zurich). Ahí conocería a Adrian Sonderegger quien por otro lado es originario de Bülach, Suiza, donde tomó diferentes cursos y diplomados en fotografía y diseño. El suizo también fue asistente de fotógrafos importantes en Zurich donde luego atendió a HGKZ para dar inicio a su colaboración con Cortis.
Ambos fotógrafos empezaron este proyecto como una simple diversión, usando su tiempo libre para recrear las imágenes más caras y famosas del mundo en miniatura. Rápidamente se darían cuenta que ese proyecto tenía mucho más futuro y material para sólo mantenerse como una simple diversión. Fue entonces que comenzaron a recrear las imágenes más icónicas de los últimos dos siglos -imágenes que incluyen las de los fotógrafos mencionados anteriormente- fabricando sets miniatura dónde se imitaban con exactitud los escenarios de las fotos originales.
Usando materiales cotidianos como papel, modelos de coches miniatura, cemento, y demás, Cortis y Sonderegger recrean estas famosas fotografías, en las cuales procuran no incluir humanos, ya que es difícil crear una miniatura humana que se apegue totalmente a la realidad. La serie de fotografías titulada Icons, incluye principalmente fotografías donde se pueden encontrar edificios, tanques de guerra o paisajes, pero ni siquiera ello es tarea fácil pues reconstruir con exactitud estos modelos puede tomar días o hasta semanas, pero brindan un resultado final increíble.
La similitud de estas escenas miniatura con las imágenes originales es verdaderamente impresionante. En ellas se puede apreciar cómo el trabajo largo y duro produce resultados muy satisfactorios, al igual que la influencia de la tecnología en la fotografía, ya que imágenes que originalmente fueron tomadas en el momento ahora pueden ser recreadas en un estudio de Zurich por dos fotógrafos en búsqueda de un proyecto que los destaque del resto.
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