Se dice que al morir una persona su energía se desprende del cuerpo para pasar a otro plano; sin embargo, si esta persona deja algo pendiente en vida, su energía queda atrapada en esta dimensión hasta que, de alguna manera, logre resolver aquello por lo que no pudo trascender.
La inmaterialidad propia de un fantasma se vuelve un impedimento para que éste logre comunicarse con los vivos, confinándolo a penar eternamente.
En la imaginaria popular es muy común encontrar la imagen de un fantasma que hace uso de elementos físicos para hacerse ver por las personas, la más común es la típica sábana blanca flotando en la nada detrás de la cual se alcanzan a vislumbrar ciertos rasgos de lo que fue en vida.
Cuando lo material y lo inmaterial se mezclan, el entorno se enrarece creando una atmósfera de tensión. Las fotografías de Christopher Mckenney, tomadas en el bosque o en las inmediaciones de éste, recrean dicha tensión.
Mckenney dice sobre su obra, que le gusta quitarle identidad a las fotografías y dejar que las personas le otorguen un significado a lo que ven.
Los elementos que usa para sus fotografías son mínimos y tras una precisa edición en computadora, el resultado visual es sorprendente.