Quitándoles los colores para que la majestuosidad de sus formas se ensalce y dramatice, David Gulden hace preciosos retratos íntimos de la fauna africana. Después de haber vivido más de veinte años en África, dice el fotógrafo nativo de Nueva York que su trabajo está enfocado en crear un documento de los paisajes y de las criaturas que lo habitan más allá de la reproducción de imágenes artísticas. Sin embargo, aunque Gulden niegue la intención artística de su trabajo, las imágenes, si no son arte, las criaturas en ellas y su belleza inigualable sí lo son.
La serie de 95 fotografías en blanco y negro publicadas en su reciente libro “David Gulden: The Centre Cannot Hold”, en donde reina una paz y tranquilidad monocromática es un auténtico deleite visual que rescata la importancia de cada uno de esos seres con los que compartimos la tierra y los glorifica sin intentarlo; sin romantizar una imagen con un bello atardecer o el rojo de la sangre de una presa. Estos animales resaltan por sí solos, por sus ojos, por su sentido de pertenencia en grupo, por unos dientes que despiertan al eco de un bostezo, o por ese instinto materno que compartimos.
Un trabajo de este calibre ha sido posible gracias a la paciencia obsesiva del fotógrafo que se observa en la reproducción de momentos íntimos de los animales y en tomas que le tomaron hasta casi tres años en realizar. En una entrevista para CNN el fotógrafo explicó cómo fotografiar a un antílope de la montaña del que tan sólo quedan 100 de ellos en la naturaleza y son sumamente tímidos además de vivir en terrenos con mucha vegetación. Gracias a su pasión sin límites y a un indudable talento pudo retratar ejemplares de esta especie.
Para realizar algunas de estas tomas –la mayoría en el Parque Nacional Aberdare de Kenia –Gulden utiliza métodos poco convencionales como poner cámaras en nidos de águilas o utilizar cámaras con rayos infrarrojos.
***
Página oficial del fotógrafo:
http://www.davidgulden.com/