William Boyd, autor de “Bamboo”, un ensayo sobre la escritura de diarios, afirma: «Hay textos que tienen el propósito de una publicación, e incluso de que esta sea póstuma. Los grandes diarios literarios han sido escritos sin ninguna expectativa de ser leídos. Algunos ejemplos son los de James Boswell y Samuel Pepys».
Los diarios no tienen que ser escritos para ser considerados como tales. Basta con que el autor de ellos entregue una mirada exacta a sus sentimientos de manera más o menos cronológica para que logren esa clasificación. Una crónica detallada por medio de imágenes también funge como diario, si no, que le pregunten a Ryan James Caruthers y su proyecto Diary. Una serie de instantáneas se antoja como una íntima mirada al ser exterior e interior de mujeres y hombres que no hablan pero que sí danzan con sus cuerpos y sus miradas como medio de expresión.
Emitir un diario es alcanzar el sosiego con cada palabra escrita y cada enunciado construido. Es como suministrar un suero de relajación donde se vuelcan los secretos, los sueños y los deseos más profundos de un alma. En ese mar de tranquilidad flotan los modelos de Ryan James Caruthers, quienes se han despojado de todo para enseñar al espectador las penas además de los placeres que los envuelven.
Se trata de un recorrido por la sensualidad y sexualidad de un grupo de personas que tienen la peculiaridad de hallarse solas en medio de una habitación o en mitad de la nada. La pregunta emerge de inmediato al verlos: ¿qué son?, ¿el recuerdo de un amante que se ha ido o son ellos los que están añorando el recuerdo de ese amante? Todo lo que ha quedado en cada uno es el aroma melancólico de una memoria perteneciente a una aventura pasajera.
Sólo hay una imagen en la que aparece una pareja yaciendo sobre las sábanas inmaculadas de una cama. Parece ser la recreación del estado perfecto de un ser humano: un sitio limpio, amoroso, el cuerpo desnudo y acurrucado en medio de una temperatura agradable, y la compañía siempre fiel del amante en turno. Un hermoso yin yang confeccionado de manera perfecta y equilibrada. Una escena que despierta sensaciones de absoluta calma y amor, sobre la que parece girar toda la serie fotográfica.
Frágiles, a merced de los tormentos del amor, indecisos ante la vida y su sexualidad, los protagonistas de este diario muestran un evidente sentido del aislamiento que los aparta de nuestra propia mirada. Caruthers denomina de la siguiente manera su trabajo: «Mis propios recuerdos y sueños suelen ser lo que me mantiene despierto hasta altas horas de la noche. Tiendo a pensar que la nostalgia juega un papel importante en la creación de mi trabajo. Sufro de la parálisis del sueño sobre una base nocturna y tengo una especie de obsesionado en investigarlo. Accidentalmente ha influido en mi trabajo y ha alterado las cosas de una forma u otra. También estoy inspirado en un montón de pinturas y artistas más antiguos como Egon Schiele y Gustav Klimt».
Ryan James Caruthers ahonda en el otro lado de la masculinidad: la que prefiere ser delicada sin perder su fuerza interna. Esto convierte a su arte en una expresión suave pero llena de una vitalidad que la hace íntima y reveladora. En cada “página” de su diario deja un poco de lo que fue, de lo que es y de lo que será su espíritu. El artista menciona que en la escuela sufrió de aislamientos constantes debido a su frágil condición física, lo cual lo hizo recluirse en su interior y tomar una cámara para darle un poco de sentido a sus entorno. Así comenzó a retratarlo y a ser él mismo el centro de atención de sus imágenes. Debido a ello es que se observa un aislamiento en sus modelos, una especie de coraza entre ellos y el mundo que los juzga al verlos; que los desnuda con su amor o su desprecio.
Ryan James Caruthers es coeditor en jefe de la revista Close, además de hacer labores como creativo y fotógrafo. Visita su página oficial para que conozcas su obra completa. Las imágenes fueron tomadas de la página Ignant.
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Un diario es una mirada íntima y cercana a la dinámica de un individuo y el mundo que lo rodea. Todo lo que ocurre tras los muros de una familia disfuncional refleja los peores miedos de una vida hipócrita y una familia destrozada. Otro tema recurrente en los individuos es su vida sexual privada, la cual es retratada en otro tipo de diario, el de las fotografías de todo el sudor que dejas en un motel.