El Instituto de las Naciones Unidas para el Entrenamiento y la Investigación UNITAR publicó en Twitter las fotografías satelitales que confirman la destrucción del Templo de Bel ubicado en Palmira, Siria tras el atentado del 30 de agosto, cuando un grupo terrorista del Estado Islámico detonó el templo conocido como la “perla del desierto”. Con esta acción, el grupo extremista continua con la “limpieza cultural” que ha llevado a cabo en Siria desde el establecimiento de su Califato en mayo de este año.
El Templo de Bel fue construido en el año 32 d.C. y su edificación tardó más de un siglo. Era el templo más importante y mejor conservado de la zona arqueológica de Palmira, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La ONU ha confirmado mediante un análisis de las imágenes por satélite que el edificio principal del templo fue destruido en su totalidad por el grupo yihadista.
Antes de la guerra, el Templo de Bel recibía más de 150 mil turistas al año, su arquitectura era una fusión única entre la estética del arte oriental y el grecorromano, conservaba el altar y las columnas características de los templos antiguos. El grupo del Estado Islámico ha destruido varias joyas arqueológicas en Irak y Siria, bajo la creencia de que las antigüedades promueven la idolatría por lo que aseguran que la destrucción de estos tesoros arqueológicos purga el paganismo y construye los cimientos de una nueva Siria regida bajo la ley islámica o sharia.
El pasado 23 de agosto los extremistas destruyeron también el templo de Baal Shamin tras detonar gran cantidad de explosivos en el monumento de más de 2 mil años de antigüedad. El 18 de agosto la UNESCO denunció el crimen de guerra cometido por el Estado Islámico donde un grupo de yihadistas decapitaron, mutilaron y colgaron el cuerpo del sirio Jaled al Assad de 82 años, que dedicó sus últimos cuarenta años a dirigir el parque ecológico y arqueológico de Palmira. Fue asesinado por considerarlo “director de ídolos paganos”.
Las reacciones ante este crimen contra la historia de la humanidad coinciden en la impotencia ante los límites que ha rebasado el fanatismo religioso y las legislaciones para la protección del patrimonio cultural que el Estado Islámico ha evadido impunemente.