“Si estás usando un traje de látex, incluso sólo una máscara, tus sentidos se privan. No puedes comer y ni siquiera beber algo. Estás atado, sin ningún tipo de salida, todo parece ser borroso y el calor invade tu cuerpo de un modo bastante grotesco. Si me preguntan por qué lo hago, lo único que puedo decirles es que me siento realmente pleno cada vez que introduzco mi piel en un traje de látex. Ese atuendo negro que me cubre el rostro, mis piernas, mi espalda y mi entrepierna.
Contradictoriamente me convertí en alguien más para sentirme libre, listo para salir a la calle y ser yo mismo. A muchas personas les puede parecer extravagante, pero, la verdad, esa extravagancia me hace capaz de evadir un mundo del que no vale la pena ser parte. Un mundo de horribles personas y responsabilidades agobiantes. Transformé mis sueños y mis ordinarias expectativas para sentirme tan pleno como siempre soñé. Una máscara me permitió ser de nuevo.
No. A todos los que lo preguntan, no soy homosexual; soy un hombre heterosexual a quien le gustan las mujeres; sin embargo, mi mayor fantasía, mi fetiche más profundo, es transformarme en una muñeca gigante. Me llaman Kerry y mi obsesión con las muñecas de látex comenzó mientras veía ‘Misión imposible’. A diario, cuando iba a la escuela, me preguntaba qué pasaría si de pronto ese profesor que me daba clases levantara su máscara y por fin viéramos su rostro real.
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Sólo necesito un traje plástico, normalmente del color de mi piel, pero a veces, en ocasiones especiales, utilizo uno blanco o negro. Ninguna parte de mi cuerpo queda descubierta y, cuando digo ninguna, realmente es ninguna. Después de colocar mi traje de látex, normalmente agrego algún detalle femenino. Tal vez un vestido, peluca o pestañas postizas.
Somos una gran comunidad, la mejor de todas. Cada vez que miro a otro hombre vestido de mujer en traje de látex, una corriente eléctrica recorre mi cuerpo y sólo recuerdo la primera vez que me atreví a hacerlo y cómo esto ha cambiado mi vida en la mejor de las formas.
Imagina esto: llegas a un lugar con personas que disfrutan el fetiche tanto como tú. Eres la más hermosa de todas, este día te has lucido con las prendas que acompañan a esa piel falsa que se convierte en la del anhelo. Todos te miran y de pronto, te conviertes en un objeto de deseo, literalmente… porque una muñeca es para divertirse y para dar placer”.
“Si me preguntan por qué lo hago, lo único que puedo decirles es que me siento realmente pleno cada vez que introduzco mi piel en un traje de látex”.
El fotógrafo Daniel Handal tomó una serie dedicada a esos hombres que tienen la parafilia de vestirse como muñecas de látex. Asegura que sus fotos favoritas no son las que tienen tintes eróticos y sexuales, sino aquellas que simulan la cotidianidad doméstica.
A pesar de que vivimos en una sociedad de contenido mediático todo el tiempo y una cultura de reality shows que se encargan de explotar al máximo la vida privada de las personas para recibir ganancias económicas, esta subcultura aún permanece oculta para muchos.
“Es un juego de roles que se convierte en una perversión divertida”.
Handal asistió al Encuentro Mundial de Muñecas de Látex que se celebra en Minnesota. Sin importarles cuántas fotos les tomaran y más bien, deseando posar tanto como fuera posible, estas muñecas de látex no tenían ningún inconveniente en que el fotógrafo caminara a su lado. Sin embargo, como una regla no escrita de la reunión, él también tuvo que usar un traje de látex y su respectiva máscara para poder entrar al encuentro… “Debía mirar a través de un pequeño agujero en mi máscara mientras controlaba y localizaba manualmente la cámara. Ajustaba la exposición y el rango focal por ese pequeño punto en mi cara… Se transformó en una manera extremadamente emocionante para tomar una fotografía”.
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Cada una de sus fotos le permitió documentar la vida de estos personajes. Después de Minnesota se trasladó a Nueva York y Baltimore para continuar con su trabajo. Sus fotografías se transforman en imágenes complejas y con alto contenido sentimental. “Espero que cuando la gente mire las fotos, no lo tome muy en serio. Es un juego de roles que se convierte en una perversión divertida”.
Las prácticas de bienestar para cada persona son completamente distintas. Aunque en realidad, si volteamos al pasado, nos daremos cuenta de que también nuestras prácticas culturales eran sumamente extrañas… ¿Te imaginas pensar cómo eran los trajes de Halloween hace 100 años? Aquí algunas fotografías de lo macabros que lucían.
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Referencia:
Huffington Post
