Stand-up, sit-coms, comedias románticas y hasta tu pastorela de secundaria en la que todos olvidaban los diálogos; ninguna de estas serían posibles sin la improvisación.
A la improvisación le ha tocado de todo, desde ser vilificada como una sarta de ridiculeces que cualquiera puede hacer, sin entrenamiento, hasta ser apropiada como la única forma de arte verdaderamente estadounidense. Es difícil estar de acuerdo con cualquiera de las dos posturas, pero sin duda, la improvisación ha estado con nosotros por siglos, tal vez milenios y siempre ha sido capaz de sacarnos una sonrisa. Además, ha sido parte de muchos ámbitos de nuestra vida, ¿cuándo no la has utilizado para sorprender a l achica que te gusta? O incluso, cuando improvisas con tus amigos y viven momentos inmortales.
Griegos, máscaras y pastelazos
Desde los antiguos griegos que vestían máscaras y plataformas para hacer presentaciones improvisadas, en honor al dios del vino, Dionisio. Como es de esperarse, la mayoría de estas se hacían bajo la influencia de la celebrada bebida resultando en espectáculos cómicos. Pero también habían filósofos y poetas que recitaban épicas larguísimas, improvisadas, no tan divertido.
Durante el siglo XVII y hasta el XIX, la Commedia dell’Arte fue la muestra principal de la improvisación. Originada en Italia, compañías de actores viajaban de ciudad en ciudad, con carretas llenas de accesorios y props que usaban para improvisar escenas en las calles a cambio de monedas. Era un teatro relajado y casi siempre cómico.
A partir de 1800, con la revolución industrial, cuando se elevó el interés por lo macabro, la Commedia dell’Arte perdió su popularidad. Los espectáculos cómicos regresaron hasta 1880, cuando se desarrolló el teatro Vaudeville en Francia. Durante los espectáculos de este teatro, grupos de actores representaban escenas, hacían trucos de magia o presentaciones musicales, cada uno sin relación con lo anterior. También se representaban escenas cómicas planeadas, en las que los actores ejecutaban humor de pastelazo para ganar las risas de su audiencia.
Mientras tanto, en Estados Unidos, el afamado escritor, Mark Twain, hacía giras por el país en las que narraba historias de su vida ante una audiencia. Cuando el teatro Vaudeville llegó, muchos actores decidieron imitarlo, improvisando primero y anotando las secciones que tenían mejores reacciones para seguirlas usando. Aunque cada vez se volvían más ensayadas, muchos comediantes siguieron el ejemplo de Frank Fay que interactuaba con la audiencia e improvisaba dependiendo de esta.
Juegos y competencias
Pero, la improvisación que conocemos actualmente realmente surgió hasta el siglo pasado. Primero con Viola Spolin, una maestra de teatro que pensaba que los niños aprenderían actuación más fácilmente si se les enseñaba con juegos de improvisación, dándoles pequeñas pautas para desarrollar en escena. Su hijo, Paul Sills, continuó con esa labor y la llevó a hasta los círculos universitarios en Chicago.
Un poco después, en los setentas, el director, escritor y profesor de teatro, Keith Johnstone, pensaba que el teatro se había vuelto rígido y pretencioso y que por eso la mayoría de la gente difícilmente acudía a él. Para hacerlo más ameno, como el teatro que hacía Shakespeare en el que todo mundo se divertía, desarrolló Theatresports, en donde equipos de actores competían entre sí por obtener las risas de la audiencia, quienes elegían el tema de las escenas a desarrollar.
Con esto surgió la improvisación como la conocemos actualmente. The Compass Players, una compañía de teatro de Chicago que trabajó con Paul Sills, la popularizó entre la clase trabajadora de Chicago que llenaba su pequeño teatro para verlos. Había un escritor que escribía un escenario general para la obra, los actores y el director se encargaban del resto. Al final, tomaban sugerencias del público e improvisaban por completo. Su popularidad se debió, en gran parte, a la facilidad con la que trataban temas políticos y tabú que no podía hacerse en un teatro formal.
Se volvió tan popular que teatros en todo Estados Unidos empezaron a imitarlos. The Compass Players incluso llevaron su espectáculo a Broadway. Pero los críticos de teatro repudiaban la forma, y el show de Broadway fracasó. Así surgió el teatro Improv Olympic, creado en 1981, donde se hacía improvisación solo por improvisar, sin intentar llamarlo teatro para ahuyentar a los críticos. Las pautas de los escritores y los directores desaparecieron por completo dejando solamente a los actores con una sugerencia del público.
En todas partes
Improv Olympic era una alternativa para las audiencias cansadas de la comedia familiar que se veían obligados a ver en televisión o en el teatro convencional, en donde los valores tradicionales de estructuras familiares puras y con problemas inocentes acaparaban todo el escenario. En el Improv Olympic todo podía pasar, y lo que pasara, no se repetiría jamás.
Mientras todo esto sucedía, los comediantes tradicionales, que habían surgido gracias al teatro Vaudeville, contando historias cortas para obtener las risas de la audiencia, habían seguido creciendo en número. Hasta ese momento, se habían caracterizado por su humor blanco y apto para toda la familia, pero, con la popularidad de Improv Olympic, muchos empezaron a seguir su ejemplo, dando paso a la comedia de Stand-Up que conocemos actualmente.
Improv Olympic, siguió creciendo y mantiene su popularidad actualmente. Prácticamente todos los comediantes que vemos en la televisión de Estados Unidos tuvieron sus orígenes aquí, dentro del grupo conocido como Upright Citizens Brigade. Amy Poehler, Will Ferrell, Kate McKinnon, Aziz Ansari, Ellie Kemper y Aubrey Plaza, por mencionar algunos, empezaron a hacer comedia aquí.
Puede que no sea una forma de arte completamente americana, pero definitivamente, es la forma de arte perfecta para el siglo XIX.