Tapizando las ciudades de colores y vistiendo los objetos con estambres para un mundo mucho más agradable…
Yarn Bombing, también llamado: Grandma Graffiti, Guerrilla Knitting, Urban Knitting o Graffiti Knitting, es un tipo de arte urbano que ve su raíz en el tejido; éste se utiliza para cubrir “obras urbanas indeseables” en señal de protesta, o para adornar el mobiliario callejero y poner un toque de color al entorno asfaltado.
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Yarn Bombing se considera un movimiento menos “invasivo” que el de los graffitis, ya que la lana es más fácil de limpiar que la pintura o la tiza. “El vandalismo y la falta de educación han manchado las calles”, Yarn Bombing propone una forma de manifestación y expresión sin dañar las ciudades.
Las primeras manifestaciones “ganchilleras” de Yarn Bombing tuvieron lugar en 2004 en la ciudad de Den Helder, en los Países Bajos. Pero se considera que Magda Sayeg, de Houston, Texas, es la madre de todos los graffities ecológicos o de punto, al adornar, en 2005, la manija de su tienda con una cálida composición de lana tejida por ella para dar la bienvenida a sus clientes, pero, también, como acto de protesta ante la fealdad de su ciudad; sin embargo, lo que llamó la atención y ganó el interés internacional, fue el árbol diseñado por The Jafagirls, ubicado en Yellow Springs, Ohio.
El horizonte de la ciudad necesitaba un poco de color, es así como, con un bombardeo, las calles se llenaron de hilos de colores. Las agujas y la lana han sustituido a los sprays y las pinturas; sin embrago, la ley considera esta explosión de colores como una alteración del orden establecido. Al final, lo que vale es la sonrisa a las personas quienes tienen la oportunidad de contemplar el resultado de estas acciones.
Yarn Bombing no considera al street art como acto vandálico, pues éste aporta creaciones artísticas y recuperación de espacios; considera como actos invasivos al mero hecho de pintar por pintar rayas en sitios y monumentos.
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